Opinión

Boom series ETA

«Patria», «La línea invisible», «El desafío: ETA»… ahora que no hay miedo a morir por ello, se cuenta la verdad. Ya lo hacía mi admirado director vasco Iñaki Arteta. Recomiendo toda su obra, especialmente «Trece entre mil». Acaba de presentar «Bajo el silencio», en sus palabras: «el presente de una sociedad traumatizada». Consuelo Ordóñez (mataron a su hermano por valiente) opina que el boom de las series de ETA «ocurre de forma paralela al intento de la izquierda abertzale de enterrar para siempre a ETA y vivir como si no hubiera existido nunca».

Siempre se nos pidió, casi exigió, generosidad, pasar página… cumplimos nuestra parte, pero lo que no se podrá hacer jamás es enterrar la memoria de tantos inocentes acribillados a tiros. Por eso estas series son necesarias.

Tras ver los 8 capítulos casi ininterrumpidamente de El Desafío: ETA («un verdadero thriller con secuencias de acción que erizan el vello») con mucho dolor, indignación, impotencia… y muchas lágrimas, creo que es esencial recordar todo lo que aquellos asesinos fueron capaces de hacer.

«Patria», de Fernando Aramburu, fue un éxito rotundo desde que se publicó en 2016. La serie del mismo nombre basada en dicha novela, que puede verse a través de la plataforma digital HBO, provoca controversia en quienes interpretan un intento de blanquear aquellos actos sanguinarios. Desde mi punto de vista es un documento fiel a una realidad que encoge el alma. Recoge comentarios que seguimos reproduciendo como: «al final nada ha servido para nada», bueno… esto es discutible, algunos han conseguido legalizar su papel y poder estar en las instituciones públicas. Pero ¿tanto dolor? Completamente inútil.

Sobrecogen escenas en las que, desde el propio entorno del etarra protagonista, se rechaza la violencia y se habla de un «país de cobardes y mentirosos». O, refiriéndose a los abertzales: «les tratan de borregos. Les dan un arma y a matar». O «de la cárcel se sale. De la tumba no».

Quien fue presidente de Uruguay se despidió con un mensaje universal tan claro como vital: «una cosa es la pasión y otra cosa es el cultivo del odio». Siempre certero y oportuno José Mújica. Ojalá todos entiendan la diferencia.