Opinión
El sprint más agrio de Antonio Catalán
Antonio Catalán es un personaje irrepetible y uno de los grandes empresarios –de verdad– españoles de la historia, es decir, de siempre. Creó, de la nada y una tras otra, dos cadenas hoteleras y ahora preside AC by Marriot, tras el acuerdo que alcanzó con uno de los gigantes mundiales del sector, que también desarrolló la fórmula AC en Estados Unidos. En los últimos años y hasta la pandemia, los jefes de Marriott utilizaban al propio Antonio Catalán como reclamo en el mercado americano, en donde un personaje como el español y su trayectoria de éxito, esfuerzo y oportunidad es mucho más valorado que al sur de los Pirineos.
Antonio Catalán es, además, un gran aficionado al ciclismo, impulsor de la Ruta ciclista Xacobea, una simbiosis mágica entre el deporte, la empresa y la amistad. Desde hace 30 años peregrina a Santiago de Compostela en bicicleta desde Corella (Navarra) al frente de un pelotón de familiares, amigos, directivos de AC y Marriott, empresarios, políticos, toreros y deportistas ilustres. El esfuerzo en la bicicleta sintetiza su filosofía: «Cuando no puedo más, imagino que tras el siguiente repecho está el final y sigo». Aquello empezó en 1990 para cumplir una promesa por la recuperación de su hija Carlota tras un accidente. Ahora, Catalán (Corella, 1948) acaba de disputar y perder el «sprint» más amargo y agrio de su vida, por el fallecimiento de su hijo Carlos, de 44 años, víctima de un cáncer de hígado, que el empresario –siempre luchador– creyó hasta el final que podría superar. Carlos era, de sus seis hijos, el heredero de su peripecia empresarial y, de hecho, era el vicepresidente ejecutivo de AC by Marriot, elegido por la propia multinacional. Nunca imaginó que tendría que enterrar a un hijo y no le parece natural. Sin embargo, porque «mi reto es seguir adelante por él», a sus 50+22 años como dice, acaba de volver al frente del grupo hotelero. Nunca olvidará que perdió el sprint de la enfermedad de su hijo, pero tampoco nunca se bajará de su bicicleta empresarial, deportiva y, sobre todo, humana. Hoy, con familiares y amigos, despide a su hijo en un funeral en Madrid.
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