Opinión
«Esfinternet»
Una de las mejores noticias de la semana pasada fue la concesión del premio Francisco Cerecedo a Vicente Vallés. El premio reconocía merecidamente una trayectoria profesional, pero tenía además un punto de reivindicación del periodismo ante los ataques de los Torquemadas de las redes sociales. Resultaba ya necesario contra los sambenitos anónimos que se difunden digitalmente para coaccionar; contra los linchamientos promovidos desde twitter por una u otra facción política y que se esconden cobardemente en el anonimato irresponsable de las redes para intentar asustar. Vallés había sido crítico con el gobierno y había hecho preguntas y comparado declaraciones en sus noticiarios. A partir de ahí, se empezaron a difundir en los móviles diversos mensajes intencionados y señalamientos que pretendían connotarlo y descalificarlo como si fuera un tertuliano a sueldo. Vallés solo había hecho preguntas y subrayado hechos, pero el objetivo de tanta actividad en las redes era desprestigiarlo para conseguir que el público desconfiara de cualquier noticia llegada a través de sus preguntas críticas.
La gran diferencia que a todos se nos hace evidente es la diferente calidad entre las noticias que llegan a nuestros móviles y las que se emiten por otros medios. Todos tenemos móviles y hay que reconocer que el nivel de las noticias que los buscadores nos colocan en ellos deja mucho que desear. En muchos casos son titulares engañosos, amarillistas, publicidad encubierta y sensacionalismo del más barato. Panfletos. Frente a eso, tenemos en otros medios una manera de tratar las noticias que intenta ser contrastada y crítica. La gran batalla del periodismo en los próximos años no será por la libertad de expresión sino por la calidad de las noticias.
Cuando los radicales populistas hablan en nuestro país de cloacas, siempre pienso que se refieren a ese desagüe de excrecencias informativas que es internet. No digo que esa red de alcantarillado sea benéfica o perjudicial (frecuentemente olvidamos que la función de las cloacas es sanitaria) simplemente me pregunto por qué nadie tendría que pretender que sus cloacas fueran las buenas y las del estado las malas. Frente a ambas, tenemos a Vallés.
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