Coronavirus

Sanchez se lava las manos, pero no se moja

Allegados son los que a ustedes les dé la gana, españoles. En palabras de Pilatos: “Inocente soy. Vosotros veréis”.

No se atreven. Pedro Sanchez y su troupe no parecen responsabilizarse de lo que ocurra por la emocionada acción de los fastos navideños, ni van a perder un solo votante de convertirse la tercera ola en una catástrofe mayor que las otras dos. Se mire por donde se mire es una psicopatada.

La curva sube de nuevo y las cosas empeoran justo antes de navidad. Esto colisiona con los deseos de los empresarios hosteleros, de los vendedores de regalos, de los productores de polvorones, champañas, corderos, jamones… pero, sobre todo, ya es mucho para el cuerpo (y la cabeza) de los españoles, hasta el mismísimo de limitaciones, reducciones, impedimentos y de mandangas. ¿Y quién dijo que gobernar fuera fácil?

Adicionalmente, al problema de las ilusiones y las ansias de esparcimiento naturales por estas fechas, ocurre que estamos en pleno invierno y que el frío invita a las reuniones en espacios cerrados para mayor gloria del contagio. ¿Y qué pasa? Pues pasa que el gobierno se lava las manos como Poncio Pilatos (pero no crean que por ello se moja) de momento:

Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: ‘Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis’”. (Mateo 27:24)

Sean sinceros, ¿con quién tienen previsto pasar el 24 de diciembre y dónde? ¿Pasarán de 10? ¿Habrá allegados de alto riesgo en sus reuniones navideñas? ¿se harán PCR’s antes de tales dislates?

Muchos se rascan las cabezas y se atusan sus mascarillas (como antes los bigotes) preguntándose qué significa eso de “Allegados”. En la RAE, se dice lo que sigue en sus dos principales acepciones:

1. adj. Cercano o próximo en el espacio o en el tiempo

(aunque se aceptan los de otras comunidades e incluso países)

2. adj. Dicho de una persona: Cercana a otra en parentesco, amistad, trato o confianza.

(Señor Presidente, defina amistad, trato y confianza)

En el contexto pandémico y covidiano español de finales de 2020, me atrevo a ofrecerles una acepción más práctica:

Allegados son los que a ustedes les dé la gana, españoles.

En palabras de Pilatos: “Inocente soy. Vosotros veréis”.

De este modo, con esta simpática y progresista actitud, el ejecutivo mediante esta maniobra de incomparecencia ante la función de organizarnos y protegernos, se aleja de toda responsabilidad con respecto a lo que vendrá tras las uvas. Al mismo tiempo, evita convertirse en nuestro Mr. Grinch particular, ya saben, ese villano que programaba arruinar la Navidad.

La imagen nacional de nuestros políticos está bajo mínimos empezando por el gobierno y ese “gabinete de espectros”, que de haber existido (compuesto por verdaderos y eficaces expertos en las materias involucradas) nos habría posicionado en un escenario menos incoherente.

Por eso el gobierno ha optado por esta mayúscula, kafkiana y contradictoria normativa (de primero de cinismo) que sólo puede satisfacer a un inconsciente.

¿Van a decirnos ahora que no conocen a los españoles (famosos por una cierta laxitud, perdónenme, en cuanto a lo normativo) comenzando por los excelentes ejemplares que han formado parte de la historia del PSOE?

Los seguidores de la presidencia, desconcertados, como todos, defienden los experimentos fallidos de nuestros representantes y su constante improvisación y aun les eximen diciendo que cualquier gobierno posible en España haría lo mismo. ¿Y por qué no? También dicen, y suena bien, que “ya somos mayorcitos” y que no hay razón para infantilizarnos con prohibiciones y que lo menos “fascista” es apelar a nuestra responsabilidad…

Todo eso está muy bien, progres, pero ¿qué va a ser de nosotros tras las navidades? No vamos a negar ahora que España es un país de sobones.

La mayoría de los infectados en esta segunda ola son personas que lo han pillado en la noche porque lo que está fuera de toda controversia es que, si a un español le prohíben, obedece, pero si le aconsejan, pasa de todo…

Francia, Alemania, Holanda, Italia y el Reino Unido, entre otros países, ya están implementando medidas más duras, con carácter inmediato, o para aplicarlas durante las fiestas, porque muy posiblemente, la navidad marcará un punto de inflexión en forma de gran repunte, de no aumentar las restricciones y controles sobre la población.

Por otra parte, los españoles tenemos una relación con nuestros mayores infinitamente más estrecha que nuestros vecinos europeos que se van de casa antes y cuando lo hacen cortan el cordón umbilical radicalmente. Nada de comiditas familiares los domingos. Aquí, los abuelos crían a los nietos y la interacción entre jóvenes y mayores es muy alta. Además, sin ser de los países más añosos de Europa, sí tenemos la esperanza de vida más larga, por encima de los ochenta años, por lo que contamos con un gran porcentaje de población altamente desvalida ante el coronavirus.

Díganme, ¿cuántos españoles van a renunciar a reunirse con sus mayores estas fiestas? Y a la inversa ¿cuántos abuelitos van a impedir a sus hijos aparecer por “casa” como el Almendro y las muñecas de Famosa?