Opinión

PornoXplotación

Hoy quiero hablarles de un libro que me ha impactado sobremanera. «PornoXplotación» de Mabel Lozano y Pablo J. Conellie, expone que estamos ante el aumento desorbitado de una pornografia que nunca fue tan agresiva ni tan accesible. Se considera como algo inofensivo, voluntario y sin víctimas, pero es justo lo contrario. En plena crisis sanitaria, en España aumentó un 61% la media de consumo de pornografía en uno de los portales más famosas de Internet. Los datos preocupan: la media de inicio son los 11 años y uno de cada tres niños de entre 10 y 14 años, visita estas páginas con frecuencia. Luego la educación al respecto es imperiosa. Los efectos nocivos no son solo para quienes se introducen en un mundo desconocido en busca de dinero y encuentran prisión, sino para toda la sociedad con una gran trascendencia personal, familiar y social, y dos grandes males que se están extendiendo silenciosamente: adicción (generalmente ellos) y trato violento e incluso vejatorio en las relaciones sexuales (generalmente ellas). Los niños y los adolescentes están expuestos a una gran cantidad de material pornográfico, cada vez a más temprana edad y cada vez más extrema, pervertida, retorcida y vejatoria. Sin embargo, el desarrollo de la sexualidad no tiene nada que ver con esto.El placer sexual está relacionado con un ritmo sosegado y emocional, las células han de ser despertadas paulatinamente y sin violencia.

La pornografía es un fenómeno que evoluciona a velocidad de vértigo valiéndose de los avances tecnológicos. Las mafias se reinventan y utilizan métodos de captación muy sibilinos. Los denominados proxenetas 2.0. se mueven gracias a servidores escondidos en cualquier rincón del mundo que les permiten monetizar plataformas en las que no dudan en compartir incluso vídeos de violaciones y demás atrocidades, algo que supone vulnerar los derechos humanos y confundir a quienes aún no tienen un pensamiento crítico ni conocen las relaciones afectivas sanas. Lamentablemente la sexualidad sigue siendo tabú.

El doctor James Clayton Dobson es tajante; define la pornografía como «una toxina social que destruye las relaciones, roba la inocencia, erosiona la compasión, engendra violencia y mata el amor».