Opinión
¿Quién eres?
Se trata de decidir que no vamos a sufrir porque el sufrimiento es siempre inútil.
Si algo ha de enseñarnos la adversidad es a conocernos. Como animales sociales, necesitamos relacionarnos. Quizá especialmente por este motivo están siendo tan duras para nuestra salud mental las restrictivas medidas sanitarias. Pero no olvidemos que somos resilientes por naturaleza. Creo que ser conscientes de esto y actuar en consecuencia, es un salto cualitativo necesario tanto para cambiar de vida como para afrontar un reto, o para superar cualquier dificultad: veámonos como imparables para evitar dar a algo o a alguien el poder de frenarnos o incluso hundirnos.
Se trata de decidir que no vamos a sufrir porque el sufrimiento es siempre inútil.
El problema es que la mente dramatiza, exagera y se pone en lo peor. El amor sin embargo nos hace libres, creativos, poderosos...
El deporte también significa un antes y un después en la vida de cualquier persona. Aporta autoestima, libertad, calidad de vida, agilidad, trabajo en equipo… Son incontables los beneficios que aporta hacer ejercicio, tanto físicos como emocionales.
Y hablando de conocernos, quería recomendarles el libro de Marta Tena “Y tú, ¿quién eres?” porque a través de su historia, contada con valentía y sinceridad, también reflexiona acerca de lo importante que es autoconocerse para poder aceptarse, algo en lo que tendríamos que invertir más tiempo y que la pandemia ha puesto de relieve.
Marta nos habla de uno de los grandes trastornos alimenticios que tanto dolor causa como es la anorexia, de cómo transitó esos años difíciles y, lo más importante, da esperanza porque demuestra que de algo tan serio y con consecuencias tan severas, también se sale.
Marta narra lo dañino y peligroso que es obsesionarse y dejar de disfrutar de la vida.
Un libro ameno y didáctico que nos invita a reflexionar sobre lo que es verdaderamente importante y cómo ciertos pensamientos o ideas exageradas o limitantes pueden llevarnos a tomar decisiones que generan serios problemas, a veces irreversibles.
Su testimonio es imprescindible y su mensaje, de plena actualidad: no estamos solos, aunque cada uno esté librando su propia batalla, podemos contar unos con otros. No en vano, el valor que prima en los momentos más difíciles es siempre la solidaridad.
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