Elecciones catalanas
Tsunami en la derecha
Las últimas encuestas publicadas han encendido todas las alarmas en las sedes madrileñas del PP y Ciudadanos
Desde hace tiempo se decía que las elecciones del 14 de febrero en Cataluña iban a tener consecuencias en la estabilidad del Ejecutivo porque los pasos que dé el independentismo son inescrutables. Los secesionistas han firmado un documento por el que se comprometen a no pactar con el PSC, pero, qué curioso, en ese mismo documento no hay ni una sola referencia a la configuración de un gobierno independentista. De hecho, esta posibilidad era cierta sin convocar elecciones porque tenían la mayoría, pero los puentes entre ellos están totalmente rotos. Y para añadir nuevas incógnitas, el PDeCAT tiene muchas posibilidades de romper aún más la situación porque son ciertas sus posibilidades de entrar en el Parlament por las circunscripciones de Lleida y Girona. Nulas sus posibilidades en Barcelona y difíciles en Tarragona.
Sin embargo, a medida que se acerca el día D, hora H, el tsunami no parece que venga por este lado, sino en la derecha española. Las últimas encuestas y los trackings de los partidos políticos han encendido todas las alarmas en las sedes madrileñas de Partido Popular y Ciudadanos. El PP ha ido perdiendo fuelle y las salidas de tono de estos últimos días de Pablo Casado ponen negro sobre blanco una evidencia que las encuestas estaban señalando. El PP iba a ser sobrepasado por Vox, y lo peor, el PP puede convertirse por primera vez en la historia en partido extraparlamentario. Los populares están KO. No sacarán diputados en ninguna demarcación –en Tarragona son superados incluso por el PDeCAT– y solo tienen la posibilidad de sacar escaños por Barcelona. Posibilidad que en los últimos días algunos sondeos ponen en tela de juicio dejando a los de Casado sin representación. Quedar fuera del Parlament puede dejar a Casado fuera de Génova, y el sorpasso de Vox pondrá su liderazgo en cuestión. Quizás no quiera irse, pero puede acabar en la calle por una más que cierta rebelión de los barones, a lo que habría que sumar el malestar por su actuación ante el caso Bárcenas.
Ignacio Garriga, el candidato de Vox, va a lo suyo. Lanza sus dardos, sus mensajes, con un único objetivo: hacerse con el voto popular que está harto de los bandazos de Casado y con el voto de Ciudadanos. Nadie pensaba hace semanas que los de Santiago Abascal tumbaran a Ciudadanos. Hoy, el sorpasso a los naranjas lo contemplan varios sondeos. El último, el de El Periódico de Andorra, que publica todos los días sus trackings. La caída de Ciudadanos es tal que pierden los dos dígitos con una caída de más de 25 diputados. El beneficiado, Vox, que puede convertirse en la cuarta fuerza política de la Cámara catalana. La hecatombe de Ciudadanos puede provocar un corrimiento de tierras en la formación naranja que cuestionará el liderazgo de Inés Arrimadas. Veremos cuál es su futuro.
La crisis en la oposición es una garantía de consolidación del Gobierno de Sánchez. PP y Ciudadanos se estarán lamiendo las heridas y analizando cuál es su mejor salida, por lo que darán un tiempo precioso al presidente del Gobierno para arbitrar la consolidación de las alianzas. Todavía más si cabe ante un nuevo retroceso de los Comunes, que no están en su mejor momento La ayuda de Iglesias en la campaña está lesionando su flanco más constitucionalista y la deriva de votos al PSC se está consolidando, sobre todo en la provincia de Barcelona, lo que puede lastrar las ya de por sí malas previsiones de los de Ada Colau.
ERC dice que mantendrá su estrategia que pasa por gobernar en Cataluña, mantener la estabilidad de España y afianzar el compromiso de diálogo a través de la Mesa de Diálogo. Sin embargo, habrá que ver si los de Junqueras no se aterrorizan ante la subida de los últimos días de Junts per Catalunya. De momento, mantienen el pulso y van en primer lugar en el mundo del independentismo, pero a ERC las campañas siempre se le hacen largas, muy largas.
Republicanos y Socialistas han hecho una campaña de confrontación permanente para luchar hasta por el último voto. Los de Junqueras siguen intentando ir a pescar a los caladeros de los descontentos con Puigdemont, muy al margen de la campaña lo que parece ser un indicio de que al presidente exiliado no le salen los números y no le gusta perder, y el PSC va a por todas por el 35% de votantes de Ciudadanos que siguen indecisos. Una derrota, aplastante derrota se augura, de sus principales oponentes puede tender unos puentes de plata entre PSOE y ERC que hasta ahora quedaban solo para las utopías. Esta nueva situación, de tsunami en la derecha, los puede hacer realidad.
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