Independentismo

Cataluña y el “50+1″

Aunque los votos separatistas puedan superar mañana el 50% en comicios autonómicos, está por ver qué ocurriría en una consulta más “directa”, legal y por supuesto con permiso del resto de españoles

Suele ser bastante habitual que periodistas y analistas políticos sucumbamos a la tentación de añadir cuando se presentan unas elecciones más o menos cruciales, elementos interpretativos que pueden dar para muchas horas de micrófono y páginas de papel, pero que en absoluto tienen porqué corresponderse con lo que realmente se ventila en esa puntual cita con las urnas. Es el caso de los comicios que mañana darán con un nuevo parlamento autonómico para Cataluña, los primeros convocados sin los “auspicios” del “155” y con la oportunidad de devolver una cierta normalidad política a esta comunidad clave en el devenir del resto del estado. Pero conviene no olvidar que hablamos al fin y al cabo de un reparto de escaños para una cámara legislativa que encargará gobierno regional, eso es todo. Ni se eligen alcaldes, ni parlamentarios nacionales, ni mucho menos se pone sobre la mesa plebiscito alguno o preguntas concretas de referéndum sobre tal o cual cuestión de la vida pública.

El “morbo” de conocer si el “14-F” será la primera convocatoria electoral autonómica en la que el voto independentista supere al no independentista -esa cifra mágica del 50% más uno- es inevitable teniendo en cuenta la realidad sociopolítica catalana con los muy graves acontecimientos acaecidos en los últimos años y precisamente por ello convendría recordar que, una cosa es votar a partidos que conformarán un parlamento y otra muy distinta votar en un referéndum abierto en el que, -hagamos política-ficción- llegado el momento y siendo legal, lo que se decidiría es nada menos que la permanencia o la independencia respecto al resto del estado, palabras mayores y ahí están los resultados en los referéndums de Quebec o Escocia para corroborar que algunos termómetros sociales no equivalen necesariamente a un mayoritario anhelo de soberanía total, por no hablar de lo excesivamente aventurado que supone el arrogar a todos los votantes del nacionalismo una plena inclinación hacia el salto en el aire de una independencia absoluta. Los electores saben lo que votan en cada distinta cita con las urnas con dispares índices de participación según los casos y también sabrían que votan en un hipotético referéndum. Ergo, aunque los votos separatistas puedan superar mañana el 50% en comicios autonómicos, está por ver qué ocurriría en una consulta mas “directa”, legal y por supuesto con permiso del resto de españoles… y si el “50+1” debilita apoyos en Europa, ¿Qué tal si salimos a explicarlo?