Oriol Junqueras
Cataluña caótica y «Junquerista»
«Sáenz de Santamaría se equivocó con Junqueras y le puede ocurrir a Sánchez»
Soraya Sáenz de Santamaría creyó tener las claves del enredo catalán, pero se equivocó con Junqueras. El líder de ERC engañó a la entonces vicepresidenta y ahora el PP, que siempre ha tenido voto oculto, lucha para no desaparecer del mapa catalán mañana en las urnas. Pedro Sánchez, como le ocurrió a Soraya, también puede equivocarse con Junqueras, de quien dicen que en la cárcel paseaba solo por el patio mientras decía «el Junquerismo es libertad». El inquilino de la Moncloa también corre muchos riesgos en Cataluña, incluida la posible traición del jefe de ERC y sus «indepes». Salvador Illa obtendrá un buen resultado, pero a los socialistas les ha costado muchos años –y la mayoría absoluta de Rajoy– recuperarse del primer tripartito. Ahora es improbable, pero no imposible, incluso tras el patético documento firmado por los «indepes» de no gobernar con los socialistas. ERC siempre se desfonda en las rectas finales electorales y su gestión de la pandemia puede pasarle factura. El malestar en la hostelería, la restauración y el comercio es importante. Junqueras, sin embargo, lo que más teme es que le gane Laura Borrás, es decir, Puigdemont. Tampoco es imposible. Entonces sí, Sánchez tendría garantizado el insomnio, agravado por un primer trimestre que pinta mal económicamente. En abril puede haber casi cuatro millones de personas sin ingresos. Además, Iglesias y Junqueras, cada uno con su matraca, pueden dejar en vela incluso al inquilino de la Moncloa. Sánchez, después de las urnas catalanas, puede celebrar el ascenso anunciado de Vox o, con mano izquierda, iniciar un rescate discreto del PP que permita, no un pacto de Estado, sino colaboración en lo esencial. Hay precedentes de éxito y generosidad. En los albores de la Transición, la CEOE de Ferrer y Cuevas ayudó a consolidar la UGT y la UCD allanó el ascenso al poder del PSOE. Sánchez cree tener las claves catalanas, como Sáenz de Santamaría. Como ella, también puede equivocarse o ser traicionado. Ya lo escribió Pla en 1934: «la política catalana es caótica». Y ahora, además, Junquerista
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