Coronavirus

El jinete de bronce

Es un poema para recordar estos días en que las oleadas de coronavirus se retiran mientras nuestros políticos discuten entre ellos.

El jinete de bronce» de Pushkin es un poema escrito con la misma estrofa de su famoso «Eugenio Onieguin» pero más breve y más intenso. Lo escribió en 1833 y retrata una catástrofe natural de 1824 en San Petersburgo: una inundación combinada del Neva y el Báltico que arrasó la ciudad provocando un montón gigantesco de víctimas. El protagonista es un anónimo funcionario urbano que lo pierde todo aquel día en que la naturaleza arrasa la zona: a aquellos que quiere, a su novia y a sus pequeños planes. Enloquecido, en medio de la tormenta y la inundación, el protagonista alcanza la céntrica plaza donde se encuentra la estatua de bronce del zar y se encarama al monumento para ver si desde esa altura puede otear las afueras donde vive su prometida. Su angustia es ignorar si ella se ha salvado o ha perecido bajo las aguas. Por un momento, el genio incomparable de Pushkin hace confluir tragedia, épica e ironía en una misma imagen, al colocar juntas a dos figuras (una de bronce y otra de carne), que aspiraban a dominar los elementos, comprobando ambas, desde el mismo pedestal, cómo han sido burlados por ellos. El cáustico añadido es que, de las dos figuras, una es un ídolo de mineral fosilizado y la otra es de tierna carne. El poder político ha creado una ciudad de hombres a su imagen; los ha transformado en estatuas, en monumentos a la desesperación. Cuando las aguas al fin retroceden, los habitantes tratan de recoger los restos diseminados y destrozados de sus vidas, mientras, ya para siempre, odiarán íntimamente a aquel jinete de bronce cuyo galopar resuena en sus cabezas como muestra de su inutilidad.

Es un poema para recordar estos días en que las oleadas de coronavirus se retiran mientras nuestros políticos discuten entre ellos. No es grave no conocer a Pushkin, porque eso es algo que siempre se puede remediar. Pero, insistir en tal desconocimiento cuando ya se ha tenido noticia de esa grandeza, sí que es como para preguntarse qué está haciendo uno con su vida y qué espera de su paso por este mundo.