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Semana Santa

Transhumanismo cristiano

Como indica su nombre, el «transhumanismo» define una realidad en tránsito desde nuestra condición humana natural hacia otra «posthumana» indefinida. Sus promotores quieren dar respuesta a la eterna tentación —tan antigua que aparece reseñada en el Génesis— de querer ser otros «dioses». Quieren tener acceso al árbol de la vida del paraíso terrenal que les garantice la inmortalidad, cuya entrada fue vedada tras caer en la tentación urdida por la serpiente y, así, convertidos en diosecillos, definir lo que está bien y lo que está mal, con la sola sujeción a una ley moral personal y subjetiva. Pretenden crear un nuevo ser humano mediante la inteligencia artificial, la hibridación, la robótica… que supere las limitaciones de nuestra naturaleza mortal; deseo último de quienes no se resignan a morir a esta vida al no creer en ninguna después.

Buscan un salto hacia algo superior, ignorando que la mayor transformación que persiguen ciegamente, ya se ha producido en la Persona que no permaneció en el sepulcro, por lo que siempre pertenecerá al mundo de los vivos. Es el «salto decisivo, la mayor mutación hacia otra dimensión totalmente nueva que se haya producido jamás en la larga historia de la vida». Esto es lo que celebramos precisamente en la Pascua: que Él ha inaugurado este salto cualitativo y completamente nuevo en historia de la «evolución» hacia una nueva vida futura. «Viviréis porque yo sigo viviendo» dice en el evangelio de San Juan. Es el «transhumanismo» cristiano: humanos en tránsito hacia la inmortalidad.

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