Inés Arrimadas

¿Compra de voluntades?

La jugada murciana salió mal y las réplicas del terremoto originado en algunos despachos se harán notar el 4 de mayo y más allá

Superado el primer tercio de la campaña electoral en Madrid, parece que definitivamente Ciudadanos va a tener harto difícil escapar a la fuerza succionadora del gran agujero negro que arrastra a la formación de Arrimadas hacia la desaparición como grupo parlamentario en la asamblea madrileña y por ende, hacia la irrelevancia definitiva a nivel nacional siguiendo los pasos de otras extintas fuerzas que confundieron el estar en el centro con estar en el medio o sencillamente no supieron aclarar a su potencial electorado qué querían ser de mayores. Que Ciudadanos ha cometido sonoros errores en los últimos tiempos ya no lo niega nadie, aunque tal vez lo más desalentador para el partido naranja sea justamente el no haber llevado a cabo un análisis lo bastante profundo para enmendar.

Tras el ejercicio de “pagafantas” que supuso la operación murciana, con onda expansiva directa en la Comunidad de Madrid vía nuevo reparto de cartas a cargo de Díaz Ayuso, todavía seguimos escuchando a Inés Arrimadas -este martes sin ir más lejos entrevistada por Alsina en Onda Cero- defender el fallido movimiento de Murcia comunidad y el estratégicamente suicida en Murcia ayuntamiento, bajo la justificación de que para luchar contra una supuesta corrupción bien vale la pena inmolarse, pero sobre todo con el reiterativo pedaleo argumental de que las traiciones en las propias filas tienen como principal causa la que califica de “compra de voluntades” por parte del PP, acusación difícilmente sostenible porque su mera gravedad requeriría la personación ante un juzgado y además con escaso éxito en la explicación, cuando se matiza que no se trata tanto de una compra con dinero sino con el ofrecimiento de cargos institucionales… acabáramos! Ahora resulta que cualquier acuerdo o desacuerdo entre formaciones políticas de un determinado arco parlamentario -independientemente de problemas internos de transfuguismo en alguna de ellas- con la consecuencia lógica del reparto de poder, se corresponde con una compra de voluntades. Curiosa aseveración en boca de los dirigentes de Ciudadanos, de la que suponemos excluyen el pactar, por ejemplo, vicepresidencias o consejerías como en Madrid, Andalucía o Castilla y León formando parte de estos gobiernos de coalición. La jugada murciana salió mal y las réplicas del terremoto originado en algunos despachos se harán notar el 4 de mayo y más allá, tal vez por ello quizás alguien en Ciudadanos caiga en la cuenta de que enderezar el rumbo no pasa precisamente por sacar el ventilador.