Opinión

El cuaderno de Chapu Apaolaza: Peaje a la primavera

Se levanta el Estado de Alarma; ¡al cielo con él! Para celebrar la noticia, los pilotos dibujan en el cielo de la ciudad corazones de humo y también mensajes que dicen “Te amo”, “Vane, pírate” y frases extraídas de un auto del Tribunal de Justicia del País Vasco. La Chirigota de Chiclana cantaba una copla sobre aquella moda que cogieron las chavalas de tatuarse para que las leyeran sus parejas palabritas “muy cachondas”: “Buenas noches, José Antonio. Tienes la cena en el microondas”. Hace mucho calor y mucha cogobernanza, tan contradictoria, tan buenista, tan perfectamente sanchista. Cogobernanza nadie sabe lo que es -un Mediterráneo moral-, pero suena a nombre de postre con helado y a coartada diseñada para que el marrón siempre se lo coma otro, a la postre una arquitectura por la que cada uno hace lo que le sale del Boletín Oficial. Si cuando se impuso el Estado de Alarma era necesario para aplicar las medidas, por qué se levanta ahora si hacen falta las medidas. Y si no era necesario para imponer las medidas, ¿Por qué se impuso?

Estaba en esta sensación de escalofriante optimismo en la que se llama a la prudencia y a los colegas para salir. Moncloa lo fía todo a que nos van a llover las vacunas, los miles de millones y los novios, y a que volveremos a sonreír. Hace calor, el mirlo canta su locura de madrugada, han echado a volar las pelusas de los árboles y beben agua los niños con sed. Hay pocas cosas más bonitas que un niño con sed bebiendo de una fuente de un parque y haciendo suyo ese rico trago de agua fresca. Está creciendo el maíz; ya está terminando el verano. Hemos sabido que le van a poner peajes a las carreteras y a la primavera. Pretenden que este es un pago ecológico, como si a partir de ahora se fuera a poner la M40 cuajada de hierba como la vereda de las ‘Cinco farolas’ que cantaba Concha Piquer. En realidad, circularemos lo mismo, pero. Que paguen las carreteras y la primavera quien las use, dicen, lo que nos llevaría a exigir que pague el colegio público quien lo use, que pague el hospital quien lo use, y sobre todo, que pague el CIS quien lo use.

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