Oriol Junqueras

Gestos para el indulto

Junqueras asume ante el sector más puntiagudo del independentismo el apuro de ser considerado un botifler

Toda decisión política compleja necesita su procedimiento: primero se expone la posibilidad, aunque haya críticas, y después se acolchan las noticias polémicas para que resulten más cómodas de asumir.

Oriol Junqueras (comparado desde el Gobierno con Nelson Mandela) ha cambiado el tono. Hace tiempo apelaba a Pedro Sánchez a introducirse el indulto allá por donde tuviera espacio suficiente. Ahora lo considera un elemento positivo para «aliviar el conflicto». Los años en prisión le han hecho, también, modificar su irresistible tendencia hacia las decisiones ilegales y unilaterales, para transformarse en un presunto pactista: está dispuesto a tener en cuenta la opinión de la mitad de los catalanes que no piensan como él. Se trata de los catalanes considerados traidores que, hasta ahora según la visión independentista, no disponían del derecho democrático a ser considerados como los demás.

Gobierno central e independentistas intentan que se llegue a la manifestación del domingo en la plaza de Colón con el camino allanado por una pretendida apisonadora de gestos de distensión. Pedro Sánchez se expone en público con el movimiento políticamente arriesgado del indulto y Oriol (Nelson) Junqueras asume ante el sector más puntiagudo del independentismo el apuro de ser considerado un botifler: tacticismo, para salir del trance político que provocarán los indultos para el Gobierno –frente a la oposición– y para Esquerra –frente a sus socios de Junts y la CUP–. Luego, se formará la mesa de negociación en la que no podrá haber acuerdo sobre un referéndum de independencia porque tal cosa está prohibida por la ley, tal y como ya ocurría el 1 de octubre de 2017, cuando lo convocó Carles Puigdemont, y el 9 de noviembre de 2014, cuando lo convocó Artur Mas. Así, la mesa tenderá al en fracaso –igual que ha ocurrido con todos los procesos de negociación anteriores– y quizá asistamos a otro referéndum cuando el PP vuelva al poder, si es que tal cosa llega a ocurrir. Porque el objetivo del Gobierno a corto y medio plazo es que los independentistas aplacen su pulsión autodeterminista más allá de la actual legislatura. Lo que pase después ya nos ocupará cuando llegue el momento.