Joe Biden

La descortesía de Biden es más bochornosa que el servilismo de Sánchez

Ser descaradamente descortés en el caso del presidente de Estados Uniodos es un clarísimo marcador, no diría de soberbia, sino de incapacidad (por senilidad)

Hay tres cosas importantes en esta vida, decía Henry James, la primera ser cortés, la segunda ser cortés y la tercera, adivinen… ¡ser cortés!

En el caso del primer mandatario del globo, aunque sea decorativo, esta máxima es fundamental porque el buen estilo es, sobre todo, un buen negocio. Las buenas maneras, Mr. President, son ficticias, gratuitas y agradables como los billetes del Monopoly; ahorrar en esta clase de divisa, para cualquier bípedo pensante es ruin, en el caso de un político de su relevancia ¡es majadero y loco!; por el contrario, regalarla es talento y entendimiento… ese que entre Sánchez y usted ha brillado por su ausencia.

La actuación de Pedro Sánchez, borracho del escaso poder que ostenta, no sorprende porque es coherente con su forma de conducirse en general, falso, adulador, oportunista e infantil y sí, es un bochorno, desgañitándose entre sonrisas, miradas sumisas y cumplidos, caminando junto a un hombre que ni siquiera le dirige la mirada.

Háganme caso, es un asunto importante el mal estilo, más en un político, en un presidente y no estoy hablando del lado “fancy” de la vida, hablo de la ganancia antropológica más elemental, de comportarnos civilizadamente, estéticamente; la gentileza es necesaria en este mundo para no volver a la jungla, al mono, a la hiena.

¿Y nuestro ejecutivo? ¡Spain, zero points! pero más que por sus bizarras actuaciones (aquí nos pinchan y no sangramos) por su inmadurez, pero ahí están, como cantantes de operación triunfo que hubieran llegado donde están por ser un producto de marketing impuesto a la sociedad, más que por haber ganado ese estatus desde el trabajo y el talento.

¡Ay de nosotros! Sin embargo, estoy convencida de que, al llegar al recogimiento de la noche, junto a su cama y en pantuflas, repasando las imágenes, Pagafantas Sánchez sintió vergüenza de sí mismo por un ridículo tan innecesario, esperando cual Lazarillo de Tormes, las migajas que nunca iban a caer; porque la Administración Biden ha dejado suficientemente claro que desprecia al Gobierno PSOE-Podemos al dejarles fuera de la agenda en la gira internacional del norteamericano.

En cuanto al Presidente de atrezzo de los Estados Unidos de América _digo, de atrezzo, porque la presidenta, dados los irrebatibles achaques de Biden, es Kamala Harris_ al llegar a la intimidad de pijama y Vicks VapoRub, ni se acordó del paseíllo, ni de la agenda progresista, ni de nuestro pelota presidente, ni de su jocoso acento latino: ¿quién es Pedro Sánchez? No le conozco.

Veamos, ser descaradamente oportunista indica poca inteligencia por parte de Sánchez pero ser descaradamente descortés en el caso de Biden es un clarísimo marcador, no diría de soberbia, sino de incapacidad (por senilidad); apuesto a que con mirar hacia adelante y no resbalarse en su paseo, como le sucede habitualmente, tiene más que suficiente. Regresen al video y obsérvenlo, aturdido, desconsiderando el vómito verborreico progresista a su izquierda e híper concentrado en los deslizantes y brillosos suelos del emplazamiento.

El protocolo y la sofisticación formal, la delicadeza de un representante son un indicador de su evolución intelectual y moral. Biden se queda corto para el puesto que tiene, y, Sánchez se dirige con sus actuaciones a las personas menos formadas del electorado y hacia la masa ignorante lo mismo que todo su discurso almibarado y buenista.

¡Qué vergüenza Mr. Biden!, aunque no se haya dado cuenta! Kamala Harris, la verdadera presidenta (oigan, sí que debe haber machismo y racismo para tener que ocultarlo) seguramente sí está avergonzada: “A ver si invitamos a comer un pollo asado a este señor español y nos disculpamos”, pensaría antes de conciliar el sueño en pijama de felpa morado, justo después de apagar su satisfyer.

¡Qué vergüenza y qué papelón el de los dos…!

A ver Pedro, esta es una máxima elemental en el amor y la amistad:

Si parece que pasa de ti es que pasa de ti, si no te busca es que pasa de ti, si te dice que pasa de ti es que pasa de ti, por Dios, ¡¡¡pasa, de quien pasa de ti!!! Al menos donde quede claro que no se va a rascar nada… nada más que una embarazosa imagen. ¿Habrá colgado ya el selfie en su despacho? ¿Se lo habrá enviado a su familia? “Ay, cuánto vale mi niño, dirá su madre”.

Tras el humillante monólogo, ambos tomaron caminos separados para dirigirse a sus asientos, sin siquiera despedirse; Biden siguió caminando como el ciclista que supera una incómoda rama o un mosquito, por el campo; Sánchez barbilla bien alta, a ritmo de narcisismo compensatorio, con esa autopercepción tan Tony Manero, pero proyectando todo lo contrario.