CGPJ

¿Quién tiene que elegir al CGPJ?

Una solución sería que la carrera profesional llegara hasta el Supremo por medio de un sistema tasado

Es interesante constatar la incoherencia de nuestra clase política. El PP ha gobernado con mayoría absoluta con Aznar y Rajoy sin cambiar el sistema para que los magistrados elijan directamente a los 12 vocales judiciales del CGPJ. Es verdad que siempre hay excusas para justificar la inacción o la complacencia para no cambiar nada. El conflicto actual, así como otros que han surgido en el pasado, perjudican la imagen de la Justicia. Hay razones para defender un modelo y el contrario, pero no es necesario sobreactuar. Los que quieren que sean los jueces coinciden con las demandas de la mayoría de asociaciones profesionales. En cierta forma, sería convertir esa parte del CGPJ en una especie de «colegio profesional» quedando el resto de miembros, como sucede actualmente, para juristas de reconocido prestigio. Es verdad que esto despolitizaría, pero tendría un componente claramente gremialista. Lo que tengo bastante claro es que el presidente debería ser elegido realmente por los vocales y no impuesto por el Gobierno de turno.

En contra de la imagen que muchas veces se proyecta, cualquier sistema de elección acaba conduciendo a un modelo gremialista porque son jueces los que eligen a jueces para ocupar unos cargos de confianza como las presidencias de los TSJ, los magistrados del Supremo, etc. Hay que recordar que los designados forman parte de ternas y cuentan con unas trayectorias magníficas. A partir de ahí influye la afinidad asociativa y la amistad con los vocales. Nada que nos tenga que sorprender. Una solución sería establecer que la carrera profesional llegara hasta el Supremo por medio de un sistema tasado y transparente de promoción interna que funcionara de forma automática. He de reconocer que encuentro a faltar el concepto puro y duro de mérito y capacidad. Es posible hacerlo, pero nunca se hará. Una magistrada o magistrado que se esforzara podría culminar su carrera en el Supremo sin necesidad de que nadie le votara. Lo que me parece innecesario, dicho con todo el respeto, es el sistema español de pedir siempre dimisiones. Ahora le ha tocado a Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, por defender que se mantenga la elección parlamentaria de los 12 vocales. No creo que sea tan grave, se comparta o no, que apoye el mecanismo que se utiliza desde hace décadas.