Tokio

Dolor y valor

Nos veían como fuerzas de invasión pero fuimos en misión humanitaria, para impedir atentados y disuadir a los talibanes y ahora… son ellos los que mandan.

El doble atentado de Kabul reivindicado por la rama afgana de Daesh (Estado Islámico), volvió a sacudir al mundo y a helarnos el corazón. En pleno drama histórico humanitario al que se enfrenta Afganistán, con estampida contrarreloj incluida, el asesinato de militares y tantos hombres, mujeres y niños, recrudece la situación.

Las imágenes sobrecogen. Las patrullas talibanes impedían los accesos al aeropuerto e incluso alguno de esos bebés que veíamos cómo eran lanzados al otro lado para su salvación, con todo el dolor y desesperación de sus padres, ha sido brutalmente asesinado por el atentado suicida.

A todos beneficia vivir en paz. A todos menos a los que viven sembrando el odio, la inquina y la desesperación a miles de personas que soñaban la quimera de vivir con unos mínimos derechos humanos garantizados y ahora tiemblan de miedo. Nicole Gee, una de las asesinadas, sargento del Cuerpo de Marines, cuidaba a dichos bebés. Tenía 23 años y amaba su trabajo: ayuda y escolta de mujeres y niñas afganas.

La madre de un soldado asesinado ha escrito una dura carta al presidente de Estados Unidos: «Le diste la espalda a mi hijo y a todos nuestros héroes». También la viuda de un policía español asesinado en Kabul en 2015 afirmó rotundamente: «No ha servido para nada». Nos veían como fuerzas de invasión pero fuimos en misión humanitaria, para impedir atentados y disuadir a los talibanes y ahora… son ellos los que mandan.

Descorazonador.

Pero acabemos con una sonrisa que es siempre la mejor medicina: el valor de nuestros paralímpicos es más reseñable y, afortunadamente, más representativo. A dos días de culminar unos emocionantes juegos, llevan ganadas más de 3 docenas de medallas. Aunque la situación afgana afectó también a las Paralimpiadas ya que una mujer que iba a competir en Taekwondo y a convertirse en la primera mujer en representar al país de Oriente Medio en unos Juegos Paralímpicos, tuvo que abandonar por «la tensa situación» generada por los talibanes.

Por cierto, los programas escolares en Japón están siguiendo las proezas de los paralímpicos como parte del plan educativo para potenciar una sociedad más inclusiva y tolerante.

Así ha de ser.