Carles Puigdemont

El charlatán de Puigdemont

«Lo sucedido muestra el fracaso de la euroorden. Es una situación escandalosa»

El fugado ex presidente catalán tuvo un nuevo susto al ser detenido por la policía italiana en Cerdeña y no quedó en libertad hasta el día siguiente. Esto no impedirá que continúe con su vida ociosa de activista por una fantasmagórica independencia que no llegará. Hace años que tendría que haber comparecido ante el Supremo y ser condenado, como el resto de sediciosos que quisieron proclamar la independencia y vulnerar el ordenamiento constitucional y estatutario. Unos tuvieron la dignidad de responder por sus actos, mientras que Puigdemont y sus compañeros prefirieron ser unos cobardes. No hay ni un atisbo de dignidad en su trayectoria, aunque ha engañado a muchos catalanes. Es bueno recordar que los medios controlados por el independentismo han creado un relato sobre un exilio que solo existe en su imaginación. El nacionalismo es una religión donde los creyentes siguen con fe ciega a sus «sacerdotes» y se ha creado una casta política que vive muy bien, sin experiencia profesional previa y una escasa formación, a costa de los presupuestos públicos. Muchos miles de millones se han destinado, desde las primeras elecciones catalanas de 1980, a construir un imaginario independentista que finalmente ha dado sus frutos.

Lo sucedido con Puigdemont muestra el fracaso de la euroorden. Es una situación escandalosa, pero no hay que sorprenderse porque la actitud del gobierno socialista comunista ha sido determinante. En nada favorecen los indultos o las declaraciones hablando de reencuentro, diálogo o minimizando lo sucedido. Hay que tener muy presente, como lo tienen nuestros socios europeos, que hay una mesa paritaria de diálogo con los independentistas controlados por los condenados por sedición y malversación. Esta es la realidad que pueden contemplar en Europa. No ven un gobierno que respalde al Poder Judicial, sino un comportamiento vergonzoso y vergonzante fruto de la debilidad del PSOE. Necesita a los independentistas, comunistas, antisistema y bilduetarras para garantizar su estabilidad. Todos están en contra de la Constitución y a favor de Puigdemont y sus compañeros de viaje. El expresidente, con la chulería que le caracteriza, dijo que «España nunca pierde la oportunidad de hacer el ridículo». Es mejor aclarar que quien lo hace es un Gobierno que no defiende España y su Constitución con firmeza.