Partido Popular

Pista mojada para Casado

Antes de La Moncloa toca pintar de azul el mapa territorial

De llegar a La Moncloa, Pablo Casado ni mucho menos habría sido el primer líder de un partido político en ganar las elecciones al tercer intento. En el propio PP, Aznar ya se topó el año 89 contra la entonces ágil y engrasada maquinaria electoral socialista y tampoco logró contra todo pronóstico agachar la cerviz del PSOE de González en el 93 por un puñado de sufragios. Rajoy pagó en 2004 la sobreactuación atlantista de su antecesor ligada a una foto innecesaria en la guerra de Irak y en 2008 volvió a caer aun rondando los diez millones de votos, insuficientes ante la inmensa movilización de la izquierda conseguida por «ZP». Los dos expresidentes populares tuvieron su tercera oportunidad –en ambos casos era la última– y los dos probaron las mieles de holgadísimas mayorías absolutas previa siembra en azul de casi todo el mapa nacional en los comicios municipales y autonómicos.

Casado también tendrá su tercera y definitiva ocasión de recuperar La Moncloa para el centro derecha y será muy a pesar de fuegos enemigos y alguno amigo empeñados en que su tránsito de dos años hasta las próximas elecciones legislativas sea lo más parecido a una pista mojada, plagada de curvas y alguna que otra mancha de aceite. Me pregunto si lo que particularmente presencié y escuché en la reciente convención del PP –clausurada con uno de los más centrados y programáticos discursos del líder popular– se corresponde con un universo paralelo, o si en realidad ni siquiera se habían tomado la molestia de repasar esa intervención quienes se lanzaban a posteriori a señalar un supuesto giro de los populares hacia la derecha más tramontana, poco menos que entregados a los brazos de Vox. Casado como sus antecesores siempre será objeto del diagnóstico facilón por parte de quienes lamentaban los «plasmas» de Rajoy, pero hoy asienten con paciencia franciscana ante las contadas comparecencias y sin preguntas del actual jefe del gobierno o tragan sin masticar el mantra de que nuestra derecha aún se encuentra a años luz de la «civilizada» derecha europea. Sinuoso tránsito del líder del PP en el que no debiera desdeñar la potencia de tiro de Diaz Ayuso guste más o guste menos en según qué entornos. Dar carpetazo al asunto de la presidencia en el PP madrileño sería un primer y nada menor paso hacia el objetivo que realmente importa. Antes de La Moncloa toca pintar de azul el mapa territorial.