Sociedad
Lucía
De pronto una mañana se encontró en el sofá como ausente, no podía andar… y el 27 de octubre de 2020, se apagó, literalmente
Fue emocionante recorrer 40 kilómetros del Camino De Santiago (organizado por la Fundación También y que apoyó nuestra fundación) junto a una niña de 7 años llamada Lucía y que la plaza del Obradoiro se llenara de aplausos.
Con 6 años, poco antes de lo que le ocurrió, su madre decía: “No sabemos la suerte que tenemos de tener salud”.
De pronto una mañana se encontró en el sofá como ausente, no podía andar… y el 27 de octubre de 2020, se apagó, literalmente.
Entró en la UCI y, llena de cables y aparatos, conectada a un respirador, no respondía a ningún estímulo.
Su madre cuenta: “nos dijeron que era un herpes, estaba teniendo una reacción autoinmune (…) No podía creérmelo, todas mis ilusiones y mis proyectos juntas se borraban de repente. Y de pronto, me armé de valor y le dije a la médica lo que ya sabía: - Mi hija va a salir, lo sé, es muy especial, tengo muy buenas sensaciones a pesar de todo.”
Las terribles palabras: daño cerebral, en tronco y en médula, se clavaron en su alma. No podía ser que con un bebé recién nacido y dos hijas de 4 y 6 años, tal revés hiciera que de pronto la vida se diera la vuelta por completo.
Gracias a los médicos y a la bendita ayuda de la fe (visitó a la Virgen de Garabandal a la que le pidió: “que viva, por favor, que sea ella, aunque sea en silla de ruedas, pero que sea ella”) empezó su remontada.
Una mente poderosa y una voluntad de hierro, tanto de Lucía como de sus padres y abuelos, hacen que no se le ponga nada por delante, desde su preciosa silla de ruedas o sobre una handbike.
Gracias Lucía por darnos tanto y enseñarnos que sabiendo que se puede y queriendo que se pueda, disfrutamos de la vida por muchos obstáculos que aparezcan. Y la clave, el origen de la recuperación, como siempre, está en creerlo, en nuestra autoconfianza y nuestra fe, en una actitud positiva y en esos ángeles en la tierra llamados médicos, capaces de obrar milagros, trasplantando vida y esperanza.
Por suerte la medicina y los procedimientos avanzan velozmente procurando nuestro bien, pero es precisa una contribución propia a la salud: ser optimistas.
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