Opinión
«Polexit», grave riesgo para la UE
Sería un error histórico no prestar atención al contencioso entre Varsovia y Bruselas que aparejaría consecuencias imprevisibles a día de hoy
El contencioso jurídico y político entre la Comisión europea con Ursula von der Leyen al frente y Polonia, con ocasión del doble pronunciamiento del Tribunal Constitucional de esta última afirmando que su Carta Magna está por encima de los tratados y regulaciones comunitarias, incluidas las judiciales, está enquistándose en los dos polos del conflicto sin visos de solución. La amenaza de sanciones pecuniarias diarias y de no recibir los prometidos Fondos para la Recuperación Económica no parecen disuadir a las autoridades polacas que hacen suyo el parecer de su TC. Ni a unos ni a otros interesa un «Polexit» que, tras el británico, supondría un fuerte debilitamiento de la Unión.
No hay que olvidar la particular sintonía de los eslavos con los EEUU, lo que apuntaría a un vínculo transatlántico y a una «nueva Europa», proyecto ya intentado por Aznar inmortalizado junto a Bush y Blair en la foto de las Azores de 2003 que precipitó la Guerra de Irak. La denominación «vieja Europa», construida sobre el eje París-Berlín fue lanzada por el entonces Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, mientras ponía en valor la Europa «nueva» construida por el «vínculo transatlántico», liderado por EEUU, Reino Unido y España a uno y otro lado del océano. Todos sabemos cómo acabó aquello, con un 11-M que provocó un vuelco electoral entre nosotros y una vuelta a la «normalidad».
Ahora los británicos se han ido y si le siguen los polacos sustituyendo a España en ese papel, todos los países que entonces se apuntaban a ese proyecto podrían replanteárselo nuevamente. Aunque alejada en el espacio, está muy cercana en el tiempo la formalización de la Alianza AUKUS entre EEUU y el Reino Unido con Australia, desplazando a Francia del relevante papel militar que jugaba en la zona.
La UE gira en torno al eje franco-alemán, y debilitar a los galos es debilitar fuertemente a Europa. Sería un error histórico no prestar atención a este contencioso entre Polonia y la UE que aparejaría consecuencias imprevisibles a día de hoy, todas ellas dañinas para los europeos, que quedarían aprisionados entre ese bloque transatlántico, por una lado, y Rusia por otro; con China a la expectativa y con el objetivo de tomar el relevo de los EEUU como primera superpotencia mundial.
Ursula habla de principios y valores sobre los que se edifica la UE, y a efectos de resolver la disputa con los polacos, sería útil que explicitara cuáles son esos ahora, porque no parecen ser los mismos que los que establecieron los padres fundadores con el Tratado de Roma. Ese es el quid de la cuestión.
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