Navidad
Del árbol
Los que persiguen el nacimiento por anti religiosos desconocen que el árbol representa a Cristo. San Bonifacio lo heredó de las culturas tribales germanas y señaló con él que Jesús es la vida
No soy enemiga del árbol navideño, de hecho pongo uno de los más bonitos. Por mi condición de «mestiza», atesoro anécdotas antiguas de árbol noreuropeo. Por ejemplo, la de mi abuelo Klaus colocando un cubo de agua bajo las ramas, por si las velas –naturales hasta los años 60– prendían la casa. Pero recuerdo una época en que el abeto adornado con velas era tal rareza aquí, que asombraba a mis amigas. En sus casas había belenes con serrín y musgo, con nieve y agua de papel de plata, que exigían desplazar los muebles y cubrirlos con telas y que se ponían en familia.
Me ha llamado mucho la atención la encuesta de Sigma Dos que revela que el árbol ha triunfado sobre el nacimiento. El 86,7 de los consultados pone árbol y tan sólo un 56,3 monta el belén. No se crean que es una cuestión de izquierdas y derechas. Los mayores partidarios del árbol son los votantes de VOX (89,4) y PSOE (88,7). Los más partidarios del belén son los del centro, Ciudadanos (69,2) y PP (68,8). Hay más belén entre los mayores (73,5) que entre los jóvenes (50,4) y, al revés, en el caso del árbol. La diferencia entre hombres y mujeres es residual, pero las mujeres ponen más árbol y menos belén. Parece una cuestión cultural. Es la influencia de la globalización: oferta comercial, publicidad, películas. Las féminas y los de menor edad están más abiertos a los cambios.
Yo di en su día una batalla urbana con el Doctor Gaona a favor del mantenimiento del pesebre de la Puerta de Alcalá, que Carmena quería quitar y que parece que hemos ganado. Acabo de regresar de Italia y he comprobado que allí el nacimiento se mantiene vigorosamente. Los italianos son expertos en vender lo suyo y les gusta presentarlo como propio. Fue San Francisco de Asís el instaurador de la tradición y ellos elaboran magníficos belenes.
Los que persiguen el nacimiento por anti religiosos desconocen que el árbol representa a Cristo. San Bonifacio lo heredó de las culturas tribales germanas y señaló con él que Jesús es la vida. En favor del pesebre navideño, más allá del orgullo por una tradición, cabría destacar su potencial educativo. Permite identificar los motivos que se repiten en la pintura o la escultura europeas y hablar a los más pequeños de Palestina, la historia de Roma y hasta los paisajes del oriente medio. También su belleza plástica y el fomento de la artesanía. Yo creo que los norteamericanos o escandinavos ganarían mucho poniendo el belén. Aprenderían arte y que Papá Noel es el obispo San Nicolás, por eso va de rojo ribeteado en armiño.
✕
Accede a tu cuenta para comentar