Política
Otra victoria de Sánchez
Este escenario es perfecto para el presidente del Gobierno, que podrá arremeter contra el PP y Vox
La realidad objetiva es que Sánchez se saldrá con la suya y se convalidará el polémico decreto de la reforma laboral. A estas alturas se ha convertido en uno de los mayores misterios de esta legislatura, porque todos dicen que han ganado. Hasta los antisistema de las Cup han presionado a ERC para que apoye un texto que es un trágala. Es bastante asombroso. Los sindicatos están muy contentos, mientras Garamendi asegura que se mantiene la reforma del PP con alguna pequeña modificación. Por tanto, cabe preguntarse quién miente o confunde sus deseos con la realidad. Los dirigentes de Podemos denominaban irónicamente a los de Ciudadanos como «los vendedores de preferentes», pero ahora se han convertido en unos aliados para conseguir la aprobación. No me sorprende, porque son dos formaciones en declive y los principios quedan aparcados en el baúl de los recuerdos. Sánchez ha ganado, porque amplía sus apoyos con partidos de derechas como Ciudadanos, JxCat, Coalición Canaria, PRC y UPN. En este pintoresco batiburrillo caben todos y se sienten, además, ganadores. Es decir, la derechona, como la denomina la izquierda, coincide con comunistas y antisistema a la hora de glosar las virtudes de la reforma laboral.
Este escenario es perfecto para el presidente del Gobierno, que podrá arremeter contra el PP y Vox. La capacidad propagandística de Moncloa es enorme y los que voten en contra serán arrollados con el apoyo fervoroso de la entregada izquierda mediática. Otro aspecto importante de la victoria es la debilidad de la vicepresidenta Díaz, porque tiene que asumir que ha sido la labor de Sánchez y Bolaños la que ha desatascado el problema, porque consiguieron el número mágico sin su ayuda. Es verdad que logró someter al presidente de la CEOE, que ha sido un colaborador entregado y el gran ariete contra el PP. Casado debería tomar buena nota, porque a partir de ahora le machacarán los periodistas progubernamentales. Garamendi lo ha hecho, además, en medio de una campaña electoral muy importante para los populares. Lo lógico es que Sánchez aproveche estos días para descalificar a la oposición e intentar revertir una posible victoria de Mañueco. Con amigos como «el guapo Garamendi», que es como le llaman en la CEOE, no son necesarios enemigos.
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