Política

Me la juego a que seguiremos sin grandes pactos

En política, si las cosas se quiere que pasen, se tienen que preparar en privado y, con el pacto ya en la mano, presumir de transparencia

Si el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se estuviera planteando la posibilidad de aprovechar el relevo en la dirección del PP para tender puentes con el principal partido de la oposición seguro que no se habría olvidado de contactar con él, incluso podría haberlo hecho después de haberse conocido por Rabat su cambio de posición sobre el Sáhara Occidental.

Una llamada protocolaria hubiera bastado para explicarle a quien será el jefe de la oposición a partir del próximo domingo las supuestas razones de Estado que abanderan el giro. Si Sánchez quisiera contar con el nuevo jefe de la oposición para liberarse del peso de sus socios, y tener más fortaleza para construir las difíciles políticas que exigen la crisis actual, no habría firmado un papel con el PP en la última Conferencia autonómica del que se olvidó al día siguiente para que no se le enfadaran los de Podemos.

Y si de verdad quisiera al menos intentar recomponer formalmente la relación con el PP para los temas de Estado, lo primero que habría hecho después del Consejo Europeo de este viernes sería llamar a Alberto Núñez Feijóo para explicarle en privado los beneficios y los riesgos de la decisión de que España sea considerada como una anomalía en el conjunto de la UE, la única salida posible que le quedaba a mano para intentar detener la escalada de precios energéticos.

Pero ninguno de estos tres hipotéticos escenarios ha llegado ni siquiera a valorarse dentro del equipo estratégico de Moncloa. En política, si las cosas se quiere que pasen, se tienen que preparar en privado y, con el pacto ya en la mano, presumir de transparencia.

Visto lo que ya hemos visto, yo me quedo con la opinión de un destacado dirigente socialista, con cargo de ex ministro, y que estos días anda contando a quien le quiere escuchar que hay que olvidarse en este país de los grandes consensos y rebajar las expectativas sobre el cambio de ciclo porque aterrice el líder gallego en Madrid. «Yo me la juego a que no habrá pactos de Estado. Madrid se ha convertido en una jungla, que destroza todo lo que se sale de los canales de los partidos. Y en medio de la jauría, el que desentona acaba siendo devorado por los suyos». Hacia la estanflación, y sin colchón de seguridad.