El trípode del domingo

Tiempos especiales de devoción a María

La devoción de los primeros sábados fue anunciada por Ella en el marco de sus revelaciones en Fátima a la que vino en 1917

Ayer fue una fecha dotada de un especial significado «mariano» al unir dos momentos vinculados a una singular devoción a la Virgen María: la devoción de los «cinco primeros sábados de mes», y además, serlo del mes de mayo, que está dedicado muy en especial a la devoción a María. Y por si esto fuera poco, este año 2025, es el Centenario de la promesa unida a dicha devoción, anunciada por la Virgen de Fátima en Pontevedra, el 10 de diciembre de 1925. En los tiempos que vivimos en la Iglesia, con el inminente cónclave sucesorio de Francisco, y el mundo sometido a grandes incertidumbres por la evolución de las guerras en Ucrania y Oriente Próximo, y el «rearme militar» de la UE, parece oportuno atender a lo que la Divina Providencia ha comunicado al mundo para alcanzar una auténtica paz. Y tener presente –ante todo y por encima de todo– que es la unidad de la Iglesia en torno a la doctrina de la Fe católica predicada por Jesucristo, la única garantía de conseguir esa paz. Ya que «paz y seguridad» en este mundo, puede ser una mera apariencia si no está asentada sobre la Verdad. Hasta el punto de que la propia Sagrada Escritura recoge en la Carta de san Pablo a los Tesalonicenses 1, 5:3 un texto que exige una meditada reflexión: «Cuando se declare paz y seguridad, vendrá sobre ellos una destrucción repentina…». Sentadas estas básicas premisas, la devoción a María es voluntad explicitada por Dios, y por ello la envía cual su Embajadora plenipotenciaria a la Humanidad como Madre que cuida de sus hijos para su salvación. La devoción de los primeros sábados fue anunciada por Ella en el marco de sus revelaciones en Fátima a la que vino en 1917 para evitar la que sería Segunda Guerra Mundial, y la «expansión de los errores de Rusia por el mundo» que en aquel mismo año y con la revolución bolchevique del «octubre rojo» sería el comunismo. Dijo además que el Cielo quería establecer en el mundo la devoción a su Inmaculado Corazón junto a la del Sagrado Corazón de Su Hijo y para ello pidió la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón, y esa devoción sabatina. Asegurando que quien siguiera ésta, en el momento de su muerte recibiría la ayuda necesaria para la salvación de su alma. Significativo que ambas promesas anunciadas en Fátima en 1917, las cumplió precisamente en España, una en Pontevedra, como ya hemos relatado, y la de Rusia en Tuy en 1929, donde por entonces residía la vidente Lucía, ya como religiosa profesa Dorotea. Y apenas seguimos sin hacerles caso.