Opinión
Dos de mayo histórico
No será el de hoy de 2022 un 2 de mayo previsiblemente extraordinario, pero hay otro que sin duda lo es para la Historia de España. Lo es cuando menos para las generaciones formadas con los programas previos al actual modelo educativo sanchista, para el cual nuestra Historia empieza en 1812, pretendiendo convertirla en una disciplina adoctrinadora de futuros ciudadanos ecoresilientes, feministas, pacifistas y sobre todo muy «progresistas». Como es sabido, el 2 de mayo escrito por derecho propio con letras de molde en nuestra Historia patria es el del año 1808. Por cierto, ya que el actual Gobierno tiene tanto interés por lo sucedido en 1812 para pretender establecer ese año como nuestra fecha patria fundacional, conviene destacar que sin esa efemérides cuatro años anterior, no habría nada relevante a destacar de lo ocurrido en 1812, pues su significado último sería difícil de explicar y entender.
Es evidente que no se trata de considerar esta disciplina académica como una mera sucesión de hechos que se han ido produciendo cronológicamente a lo largo del tiempo –lo cual no sería más que un simple registro temporal de acontecimientos–, sino de asumir que para discernir adecuadamente lo sucedido debe ser interpretado en su contexto histórico, junto con los acontecimientos que le preceden y suceden en el tiempo, teniendo también presentes la cultura y valores de la época.
Hay una máxima que no debe ser olvidada y mucho menos minusvalorada al tratar de la Historia en general y muy en especial de la nuestra como nación: «No se puede amar lo que no se conoce, y solo se defiende lo que se ama». Es algo tan evidente e importante que ningún estado-nación, ningún país, trata su Historia como una materia de rango menor en su programación educativa secundaria, procurando además un temario común y obligatorio de la disciplina, conscientes de la conveniencia de que los ciudadanos del futuro conozcan y amen su patria. A estos efectos, es un ejercicio muy recomendable comprobar el interés que todos los nacionalismos en general, y los exacerbados muy especialmente, dedican a construir –e inventarse– una Historia mítica.
A la vista de la situación que vivimos en España, con separatismos que afirman –tras haber sido indultados por Sánchez– que «lo volverán a hacer», es inexplicable desde una perspectiva mínimamente de interés general español, que se elimine una formación sólida y rigurosa de la Historia de España. Salvo que se pretenda facilitarles el trabajo a los secesionistas. Porque solo se defiende lo que se ama.
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