Andalucía
Por una puesta de sol
¿De verdad el comentario alcanza el nivel de ofensa? ¿Realmente es necesario tener que explicar una expresión jocosa?
En realidad, la culpa de todo la tiene Bill Clinton. Si aquel caluroso julio de 1997 en Granada no hubiera considerado el atardecer desde el mirador de San Nicolás como «la puesta de sol más maravillosa del mundo», nunca habríamos tenido la primera (y absurda) polémica de la campaña andaluza. Aunque, enfocándolo de otra manera, sin aquel halago o hipérbole presidencial, tampoco nos habríamos enfrentado hoy a la posibilidad de retratar de manera tan fidedigna uno de los males que atraviesa nuestra sociedad y que, además, nos describe como pocos: la incapacidad manifiesta de captar matices. Veamos los hechos. Feijóo acude a un acto electoral, con la Alhambra de fondo y allí, en plena plaza del Albaicín, al más puro estilo Ricky Gervais, asegura: «Yo no voy a discutir con Bill Clinton, porque Bill Clinton nunca vio la puesta de sol de Finisterre». Los asistentes rieron sin más (nada excepcional en un mitin de partido), pero casi de inmediato se precipitó, como una bola de nieve, una supuesta afrenta que encontró un eficiente altavoz en Manuel Pezzi, histórico del socialismo andaluz, y que activó un «casus belli» con su ya célebre (y fuera de lugar) «tontopollas».
¿De verdad el comentario alcanza el nivel de ofensa? ¿Realmente es necesario tener que explicar una expresión jocosa? Más allá del oportunismo partidista de aprovechar cualquier asunto para rascar unos votos, la anécdota se eleva a categoría al destapar la dificultad para escapar de discursos encorsetados o políticamente correctos y plasma la imposibilidad de percibir e interpretar la ironía. Y todos los asuntos se terminan mezclando y ya no sabemos si el debate va de la pugna por San Telmo, de un examen que exige no salirse del guion de las frases hechas y previsibles o de una simple competición por algo tan limitado como decidir si la puesta de sol de la ciudad de cada uno es la más bonita. En fin, si fuera sobre esto... qué les iba a decir yo, que soy granadina.
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