Opinión
El guía turístico
Anteayer, mientras los líderes de Francia, Alemania, Italia (y Rumania) estaban con Zelensky en Kiev hablando en nombre de la UE para mostrarle su «incondicional» apoyo, la campaña electoral en Andalucía entraba en su penúltima jornada. En esas circunstancias, Sánchez no estaba ni en Kiev ni en Andalucía, sino que ejercía de guía turístico en los jardines de La Moncloa. Una imagen vale más que mil palabras, y ciertamente éstas sobran para expresar el significado de la realidad que subyace tras esas fotografías distribuidas como si fuera un mérito que el presidente del Gobierno dedique su tiempo a esta labor en las actuales circunstancias.
Pero por si quedara alguna duda, intentamos comentar su significado, que resulta demoledor para la reputación de España en el ámbito internacional y también para su partido, convertido en virtual partido sanchista. Siendo hoy la jornada de reflexión de esos importantes comicios, parecería más acorde con su condición actual de líder supremo y único de «su» partido –además hegemónico en Andalucía hasta que él asumió el poder–, que esa digna tarea de guía turístico la realizara hoy, y que esa imagen de cercanía con los ciudadanos la diera paseando por las calles de los pueblos y ciudades andaluzas, en los tradicionales pasacalles electorales de los candidatos y sus líderes.
Quizás sea debido a que la experiencia muestra que esa imagen de proximidad buscada no es la habitual respuesta que él recibe cuando aparece en las calles de España. Quizás también se explique porque estaba siendo grabado para esa serie que se anuncia, ignoramos si para Netflix y con intención de hacer competencia a Isabel II con «The crown», y en su septuagenario jubileo. Suponemos serán sus vídeos de campaña de las próximas elecciones generales, a las que ya ha anunciado piensa presentarse buscando su reelección. Aunque quizás serían más adecuadas las que hubiera proporcionado estando con Scholz, Macron y Dragui en Kiev en representación del núcleo duro de la UE.
Es muy triste constatar la pérdida de reputación de España en el plano europeo e internacional, cuando era ella quien debía cubrir el vacío dejado por el Reino Unido tras el Brexit. De hecho, en la UE existen grupos informales muy institucionalizados donde no falta nuestro país. Por ejemplo, el G-5, de gran importancia política, lo conforma España junto con el grupo de Kiev –y el Reino Unido hasta el Brexit–; al que se incorporó también Polonia posteriormente. Por cierto, EEUU no deja de asistir a ninguna reunión como invitado, y ahora también la Comisión Europea. Pero eso era antes de Sánchez.
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