Opinión

Línea roja, sí… pero de sangre

25 años han transcurrido con Ermua en el recuerdo de un asesinato que conmovió a toda España; con un crimen anunciado con cuenta atrás para hacer más dramática la tortura de la espera. Ahora, el alcalde socialista de la localidad de la que su hermano era concejal, le pide a su hermana Marimar el discurso, para previa censura, autorizarla en su caso a intervenir en el acto de homenaje a la memoria de su hermano. Han transcurrido 25 años y los sucesores políticos de aquellos etarras, celebran el retorno de los anhelados sanfermines con unas imágenes que provocan tanta indignación como consternación.

En la tradicional procesión de San Fermín, con la Corporación municipal acompañando el retorno del Cabildo a la Catedral pamplonica, el abertzalismo extremo se ha manifestado en su genuina y tenebrosa realidad. Mientras, entre Pamplona y Ermua, Sánchez ya ha pactado con los sucesores políticos de quienes asesinaron a Miguel Ángel Blanco –y que hoy destilan un odio antihumano en San Fermín–, la ley que pretende regular la memoria de la España democrática que sus predecesores quisieron impedir mediante el terror indiscriminado durante más de 40 años en toda España.

No hay palabras para describir lo que significa ese pacto con Bildu, que le permite a los suyos gobernar en Navarra y a él seguir en la Moncloa. Y por cierto, tras haber negado «las veces que hiciera falta» que pactaría con ellos. Ya es conocida la frase de que «la política hace extraños compañeros de cama» pero otra cosa es acostarte con quienes no se han arrepentido de aquellos crímenes, y cuya memoria pretende blanquear a costa de sus víctimas.

Sin duda Sánchez no olvidará que «el 95% de los españoles no dormirían tranquilos si él pactaba con Podemos», así que puede imaginar cómo duermen los españoles ahora, para que él siga haciéndolo plácidamente en La Moncloa. Es traspasar una línea roja dejar en manos de Bildu el relato legal de la memoria de la España democrática.

Es convertir a los verdugos en legisladores de la reciente Historia de España, lo que resulta inimaginable por indigno. «No hay mayor desprecio que no hacer aprecio», y la Oposición, tiene la oportunidad de manifestar el desprecio a esa ley ausentándose del Congreso en bloque, no legitimando siquiera con su presencia un pacto que ha traspasado una línea infranqueable. Que en este caso es roja, pero de la sangre de las 856 víctimas de su terror y de ellos más de 200 Guardias Civiles, a los que ahora rinde honor también la sangre de su Tte. Col., Pedro Alfonso Casado.