Pedro Sánchez

Ayuso es el anzuelo, no el embolado de Sánchez

¿Qué pasará en septiembre cuando el Gobierno tenga que desplegar todo el abanico de medidas de ahorro que permita cumplir con la reducción del 7 % de la factura energética que exige Bruselas?

Los empresarios, los comerciantes, alcaldes socialistas, el socio más responsable del Gobierno, el PNV... Y, por supuesto, también Isabel Díaz Ayuso y la oposición. El Gobierno se esfuerza en dar brazadas al aire contra Ayuso, y mientras busca revolverse frente a su eficaz marcaje no ve que su problema no es Ayuso ni el PP, sino la oposición de los suyos cada vez que intenta dar un paso adelante o poner en marcha alguna iniciativa.

Las medidas de ahorro energético ya aprobadas, y que entrarán en vigor el próximo miércoles, pueden ser la gota en el oceáno cuando llegue septiembre y el presidente Sánchez tenga que presentar ante Bruselas el plan A con el que de verdad intentará cumplir con las obligaciones impuestas por la Comisión Europea. Este ensayo, con medidas mal perfiladas y negociadas, pero de sentido común, era la avanzadilla de las actuaciones que tendrá que imponer en unas semanas, y, visto lo visto, es evidente que cada vez quedan menos dispuestos a dar el «sí» al Gobierno de coalición, ni siquiera aunque se lo pidan por solidaridad con nuestros aliados europeos en el marco de una guerra.

Las medidas de septiembre serán más duras, exigirán más implicación de las comunidades autónomas, y una fortaleza en el Gobierno que podría dársela Alberto Núñez Feijóo si el presidente Sánchez le convocara a finales de agosto, con ánimo real de entenderse, para evaluar los problemas a los que nos enfrentamos y las posibles soluciones. A Sánchez le gustan tan poco sus socios como al líder de la oposición. Siempre ha creído en el bipartidismo, y, en el fondo, sigue siendo fan de ese modelo en el que los dos principales partidos se alternan en el Gobierno y pactan entre ellos los temas que les interesan. Pero si hay que elegir entre lo que uno quiere y lo que uno necesita para mantener a su partido en el poder, Sánchez, como cualquier otro, no tiene duda de cuál debe ser su decisión.

Si lo que se ha aprobado hasta ahora para rebajar nuestra factura energética es lo más fácil de aplicar y la polémica ha sido mayúscula, ¿qué pasará en septiembre cuando el Gobierno tenga que desplegar todo el abanico de medidas de ahorro que permita cumplir con la reducción del 7 por ciento de la factura energética que exige Bruselas? Escuchamos estos días decir que la lucha por el ahorro energético debería empezar por el sacrificio de quien tiene en sus manos el poder de imponer el sacrificio a todos los demás... Pero quizás en esto tenga razón Moncloa: ya es tan tarde que ni siquiera en el sacrificio resultaría convincente.