Política

Todo tan aburrido y Urkullu, más listo que Puigdemont

El lendakari ha aceptado una aproximación, todavía tímida, al PP de Feijóo, por si la tendencia no se rompe y acaba al frente del Gobierno

Sebastian Haffner, pseudónimo de Raimund Pretzel (1907-1999), adoptado para evitar represalias de los nazis a su familia, es autor de una muy entretenida –no exhaustiva– biografía de Winston Churchill. Allí afirma que el premier británico lo último que dijo, antes de morir, fue «es todo tan aburrido». El Gobierno de Sánchez logró el jueves, en sesión extraordinaria del Congreso, sacar adelante su Decreto Ley número 126 de esta legislatura con un estilo que, si no fuera por lo excepcional y lo que fuerza las costuras de la separación de poderes, no dejaría de ser aburrido. En su caso, la historia no se repite dos veces, «como tragedia y como farsa», según la cita muy manida de Marx, sino que lo hace 126 veces, de momento. El inquilino de la Moncloa volvió a conseguir el apoyo de sus aliados habituales –no tienen otra alternativa por mucho postureo que hagan–, aunque en esta ocasión el PNV de Íñigo Urkullu y Aitor Esteban, también de cara a la galería y sobre todo al futuro, se hizo algo más de rogar para mantener como tantas otras veces una falsa incertidumbre hasta el final y rascar algo, claro.

El lendakari Urkullu, que es mucho más listo que Puigdemont, no tiene la menor intención de emular la aventura indepe del catalán. «Lo que no puede ser, no puede, ser y además es imposible» cuentan los taurinos que dijo el diestro Rafael Guerra, pero sí es factible obtener concesiones permanentes del Gobierno de turno. Por eso ha aceptado una aproximación, todavía tímida, al PP de Feijóo, por si la tendencia no se rompe y acaba al frente del Gobierno. En el PNV, además son conscientes de la traición en su día al PP de Rajoy que llevó a Sánchez a la Moncloa. Confían en que Feijóo no sea como su antecesor, pero por si acaso hablan de hacer un guiño a los populares, aunque se preparan para una temporada en la irrelevancia política si el PP gobierna. Siempre dos velas. No obstante, el verdadero problema de Urkullu es otro y se llama Bildu. No quiere que en el País Vasco se repita lo de Cataluña, donde ERC dio el «sorpasso», quizá definitivo, a lo que fue Convergencia y sus herederos. En el PNV temen un tripartito vasco del PSOE, Bildu y la versión local de Podemos. A pesar de todo, han vuelto –previo pago– a ayudar al Gobierno, pero aunque Urkullu es más listo que Puigdemont, están nerviosos. En cualquier caso, otra vez lo mismo, apuros parlamentarios de Sánchez salvados en el último minuto por los mismos de siempre. Por eso, aunque tremendo, tragedia o farsa, «es todo tan aburrido» como dijo Churchill según Haffner.