Cataluña

La inutilidad de Junts o cómo hacer siempre la puñeta

La consulta ha sido una forma de derivar a las bases la lucha entre Turull y Borrás y evitarse en la cúpula responsabilidades desagradables

Ya les vale, ya les vale, ya les vale….o también: «Pollito, la que has liado». Hay etapas de la Historia en las que un partido es útil… y las hay en que es manifiestamente inútil. Y exactamente inútil, ineficaz y perverso es el papel actual de JuntsXCat en Cataluña. Qué manera de dificultar la vida de sus conciudadanos. ¿Tanto esfuerzo electoral y tanta campaña y tanto trabajo para esto?

Los convergentes eran en el pasado el sector con «seny», los nacionalistas que sometían la ideas al sentido práctico, los que entendían que es bueno dejar la puerta entreabierta, la mano tendida. Pero no, con Carles Puigdemont Junts se ha echado al monte y ha dejado de ser realista. Es una CUP a lo fino, que siempre será una CUP de segunda, de viejos con ateroesclerosis. ¿En qué momento decidió este partido que lo suyo eran las soflamas y barricadas, la revolución callejera en lugar de los despachos?

Algo de esta deriva de Junts, que debilita gobiernos y milita en la ANC y en Òmnium Cultural, tiene que ver también con la impaciencia de Puigdemont, que se ve envejecer en Bruselas y se tira -con razón- de los pelos. Pero ni toda la melena del ex presidente va a servirle de vía de escape hacia el Mediterráneo. Puede radicalizar el partido cuanto desee, pero la realidad es la realidad. Es ERC quien tiene el pacto con Madrid y Pedro Sánchez. Es ERC quien encarna la centralidad electoral en el independentismo. Es ERC la que tiene un líder que ha pasado por la cárcel, en lugar de salir huyendo en el maletero de un coche. Es ERC quien puede seguir en el poder, incluso eventualmente con apoyo del PSC y los Comunes. Lo único que podía elegir Junts -y ayer lo hizo- es si apoyar a Aragonés o pasar a la oposición más sobrante.

La consulta ha sido una forma de derivar a las bases la lucha entre Turull y Borrás y evitarse en la cúpula responsabilidades desagradables. Con gobierno de coalición o no, Junts va en lenta deriva hacia la irrelevancia. Entretanto, sus militantes se han llevado el disgusto de tener que elegir entre dos cosas desagradables: sostener un gobierno con Esquerra o perder protagonismo. Los que se han beneficiado de la estancia en el Palau de Sant Jaume, los que se han llevado la relevancia y los sueldos, esos no han tenido que tomar tan molesta decisión. Hay que tener cara para usar como bayeta de limpieza a los que se supone que sirves.

Hace tiempo que la militancia ha dejado de ser el pulmón creativo de los partidos, su sostén social y su nexo con el exterior de los «aparatos». Con Pedro Sánchez ha culminado el proceso por el que la «base» es un conjunto anónimo de afiliados a los que se pastorea para evitar decisiones de los barones o normativas internas. La «base» es el trampolín para el poder omnímodo o el lugar al que derivar soluciones incómodas, como ésta de permanecer o no en un ejecutivo que detestas.

JXCat quiere la independencia unilateral, pretende que la mesa de diálogo sea un espacio de secesión de España y que todos los partidos nacionalistas vayan a una. ¿De verdad que con lo ocurrido desde el jueves y con esta votación se ha avanzado en esta dirección? Aquí lo único que ha pasado es que el partido de Puigdemont se ha quedado con la representación de los más cafeteros, los más extremos y radicales, los imposibles de tratar. Lejos de su electorado histórico y cada vez más lejos del Mediterráneo al que Puigdemont sueña inútilmente con regresar.