Melilla

Lo que va del Aquarius a Melilla

Si lo correcto fue acoger en España a sus 600 ocupantes, ¿por qué el Gobierno no ordenó abrir la frontera de Melilla para acoger a aquellos inmigrantes y evitar su muerte?

Pocos días después de alcanzar el poder mediante una moción de censura en 2018, Pedro Sánchez quiso establecer su impronta política con una decisión de impacto: acoger en un puerto español al buque Aquarius, que llevaba 600 inmigrantes rescatados en el Mediterráneo, y que Italia se negaba a recibir.

Días después, el Aquarius atracó en el puerto de Valencia en medio de una gran expectación mediática y con la presencia de altos representantes del gobierno español y del valenciano, ambos controlados por el PSOE. España, bajo el gobierno socialista recién estrenado, se convertía en país de acogida para inmigrantes sin papeles. La pregunta en aquel momento era si a partir de entonces, Moncloa ofrecería nuestros puertos a todos los barcos de ONG que rescataban inmigrantes en el Mediterráneo, como se había hecho con el Aquarius. La duda se resolvió pronto, porque ese primer caso no se convirtió en costumbre, y el paso del tiempo ha llevado al Gobierno (incluso con la participación posterior de Podemos) a gestionar la política migratoria como los gobiernos anteriores y como otros gobiernos europeos: con más firmeza que propaganda.

Han pasado los años, y aquel joven y entusiasta gobierno socialista está contra las cuerdas por la muerte de decenas de inmigrantes en la valla fronteriza de Melilla. El presidente que decidió traer el Aquarius es ahora el presidente que trata de salvar a su ministro del Interior, cuyas explicaciones sobre la tragedia son manifiestamente escasas y mejorables.

La política es una actividad en la que se suele cometer el error de ponerse el listón demasiado alto para llamar la atención, cuando la historia nos enseña que los listones altos son difíciles de sostener. Gestionar la política migratoria es extraordinariamente complejo. Fronteras tan delicadas como las de Ceuta y Melilla y nuestra cercanía con África hacen muy inconveniente que se adopten decisiones más por interés político que por auténtica vocación humanitaria, como ocurrió con el Aquarius. Si lo correcto fue acoger en España a sus 600 ocupantes, ¿por qué el Gobierno no ordenó abrir la frontera de Melilla para acoger a aquellos inmigrantes y evitar su muerte?