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Pedro Sánchez

Sánchez, un político con suerte

«No lo digo irónicamente, pero Vox es un auténtico agente movilizador del votante de izquierdas»

No hay duda de que Pedro Sánchez tiene suerte. Desde hace semanas anda buscando temas que tapen el desastre de la ley del solo sí es sí, la extinción del delito de sedición y el abaratamiento del de malversación. Son cuestiones que indignan a gran parte de su electorado y actúan como factor desmovilizador. El votante socialista de toda la vida nunca votará al PP, pero puede quedarse en casa si está cabreado. Es lo que sucede en el fútbol. La política tiene algunas similitudes, sobre todo la lealtad irracional a unos colores. No conozco a ningún seguidor del Barça o del Madrid que se cambie de equipo. El gesto más heroico para expresar enfado puede ser no ir al campo o no pagar el abono, algo que muchas veces tengo dudas de que sea verdad. Hay una fe ciega y un amor ilimitado que les une. Hace años, salía del despacho y andaba por la Diagonal de Barcelona cuando me encontré a un amigo que era grande de España y con títulos de nobleza que provenían de los barones medievales catalanes. Iba totalmente vestido del Barça. Es algo que siempre me resulta ridículo, pero me dijo que se sentía muy feliz apoyando al equipo de sus amores. No hay nada como alcanzar la felicidad con cosas tan pequeñas.

La suerte de Sánchez se llama Vox. No lo digo irónicamente. Es un auténtico agente movilizador del votante de izquierdas. Una vez más, no importa que sea justo o injusto, que lo haga expresamente o sin querer, porque sus actuaciones son hábilmente utilizadas por el poderoso aparato propagandístico al servicio de la reelección de Sánchez. En lugar de hablar de las excarcelaciones o las rebajas de penas provocadas por la chapucera ley del solo sí es sí, todo el mundo está volcado en el inexistente plan antiaborto de Castilla y León. Hemos podido comprobar, además, que el vicepresidente Gallardo es un comunicador desastroso. El presidente del Gobierno no reclama que se frene a sus socios independentistas, podemitas y bilduetarras, que han demostrado que quieren destruir España, sino, como dijo en Davos, a la ultraderecha. La sobreactuación ha llegado al extremo de utilizar el Consejo de ministros para amenazar al gobierno de Castilla y León y amaga con acudir al Constitucional. Es todo jurídicamente alucinante.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).

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