Comunidad de Madrid
Irene y Pam, las verdaderas alumnas ilustres
El rector de la Complutense propuso a Isabel Díaz Ayuso como Alumna Ilustre de la Facultad de Ciencias de la Información porque es la primera licenciada en esos estudios que ha alcanzado una posición institucional tan relevante
El embudo de la izquierda para el análisis de los hechos –ancho y generoso para sus correligionarios y estrechísimo para los demás– ha alcanzado desproporciones delirantes. Han abandonado cualquier resquicio de racionalidad y objetividad a la hora de juzgar todo aquello que no encaja en su «Manual del Pensamiento Único». Es cansino que después de tantos siglos de civilización tengamos que soportar el aburrimiento de unas formas de actuar tan burdas, pero es todavía peor que una parte destacada de nuestra sociedad permanezca fría y apática o, incluso, se deje influenciar de esta manera.
Sólo así se entiende que se promuevan algaradas contra el nombramiento de Isabel Díaz Ayuso como Alumna Ilustre de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y, al mismo tiempo, se practique una silente complacencia de alfombra roja con Irene Montero, la ministra que impulsó la Ley del «sólo sí es sí», y Ángela Rodríguez «Pam», la secretaria de Estado de las risotadas y chanzas sobre los violadores en libertad. «Pam» se dispone a participar estos días en unas jornadas feministas organizadas en la Facultad de Medicina de esa misma universidad, sin que a ninguno de esos espíritus sensibles movilizados contra Ayuso se planteen protestar. Inasequible al desaliento, Rodríguez hablará en una mesa redonda sobre su espantosa ley, con un sentido de la oportunidad que sólo tendrá justificación si aprovecha la ocasión para pedir perdón y dimitir.
Mientras tanto, Isabel Díaz Ayuso sigue a lo suyo, que es trabajar para los madrileños. Son otros, y no ella, los que han sucumbido a chantajes para modificar el Código Penal y hacer un traje a medida a quienes intentaron destruir España y están ya anunciando con fanfarrias que lo volverán a hacer; además, son otros los que pactan y compadrean con Bildu. Y, por supuesto, en el Gobierno de la Comunidad de Madrid defendemos de verdad los servicios públicos. Quienes los erosionan son los que los dejan quebrados cada vez que abandonan el poder, los que boicotean un hospital público durante una pandemia o los que llaman «negociar» a un juego de trileros donde cada reivindicación atendida obtiene como respuesta una nueva reclamación, dentro de una espiral sin fin.
Los resultados de las políticas de Isabel Díaz Ayuso están ahí para disgusto de la izquierda y la Comunidad de Madrid es hoy un espacio de libertad, bienestar y oportunidades admirado en el mundo. Nuestra región se ha consolidado como el motor económico de España. Y, además, desde el Gobierno Regional no hemos promovido ni apoyado ninguna ley que abra de par en par las puertas de la cárcel a violadores, abusadores y pederastas. Las de la Ley del «sólo sí es sí» sois vosotras, Irene y «Pam», secundadas por quienes, con Sánchez al frente, han aprobado esta trágica chapuza en el Consejo de Ministros.
El rector de la Universidad Complutense de Madrid propuso a Isabel Díaz Ayuso como Alumna Ilustre de la Facultad de Ciencias de la Información porque es la primera licenciada en esos estudios que ha alcanzado una posición institucional tan relevante como lo es la Presidencia de una Comunidad Autónoma. Su notoriedad y éxito son hechos objetivos, se esté o no de acuerdo con sus ideas o su ejecutoria. Además, otros muchos antiguos alumnos destacados han sido distinguidos con ese mismo reconocimiento sin ningún tipo de ruido.
Pero todo vale contra Ayuso, una vez más con argumentos infumables: «Nos opondríamos igual en el caso de cualquier otro político en activo» (¿alguien se lo cree?), «Es como premiar a quien te abofetea» (otro slogan de la izquierda más troglodita), y, por último, la patraña más delirante, esgrimida por profesores de ciencias experimentales en una carta: Ayuso no merece ser nombrada Alumna Ilustre porque es contraria a la lucha contra el cambio climático. Señores abajo firmantes, se adentran ustedes en un jardín que no les corresponde –un nombramiento de una facultad de letras– y, además, han ignorado a conciencia su obligación de contrastar lo que rubrican. Mentir sí que es completamente acientífico. ¿De verdad son ustedes profesores? ¿profesores de qué?
Enrique Ossorio Crespo es vicepresidente de la Comunidad de Madrid. Consejero de Educación y Universidades.
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