El trípode
La agonía sanchista
Las ramificaciones ya cercan a Chivite en Navarra, con los ex presidentes de Baleares y Canarias –Armengol y Torres– en cabeza
Hoy, 21 de junio, comienza oficialmente el verano en el Hemisferio Norte al que pertenecemos, y el invierno en el Hemisferio Sur. Es el verano meteorológico, que para el sanchismo que está en el gobierno –para desgracia de España– es un tiempo político de extrema gravedad. Décimos que «está en el gobierno» porque gobernar es cosa muy diferente a lo que hace el actual inquilino de la Moncloa, que accedió allí hace ya más de siete años, tras la mayor y estrepitosa derrota del PSOE (84 diputados) desde la ley para la Reforma política del 15 de junio de 1977 por las que se eligieron las Cortes Constituyentes que alumbraron nuestra actual Carta Magna. Y es necesario no dejar de recordar que fue para «acabar con la corrupción». Mientras la guerra entre la república islamista iraní e Israel es un grave riesgo para la paz mundial, unida a la de Rusia en Ucrania, la respuesta de Sánchez a la OTAN es negarse a incrementar el presupuesto destinado a la Defensa, no por tener un proyecto alternativo para evitar una Tercera Guerra Mundial y garantizar «la paz» sino simplemente por exigencia de sus «progresistas» socios en el gobierno y aliados en el Congreso, como Bildu y Podemos. No compartimos en absoluto el incremento a un 5% del PIB para satisfacer al «deep state» de Washington y Bruselas, –que necesita de guerras o amenaza de ellas, para alimentar su negocio armamentístico–, sino por un rearme ético y moral sin el cual el rearme tan sólo militar, alimenta el riesgo de guerras en lugar de evitarlas. Pero otra cosa es la motivación de Sánchez que no es otra que contentar a quienes le mantienen y les mantiene, de momento, en el poder, ajenos a cualquier motivación de esas características. La Cumbre de la OTAN en la Haya de esta próxima semana va a evidenciar la realidad de un Sánchez aislado internacionalmente y cercado por la corrupción. Mientras, el Juez del Tribunal Supremo e instructor del caso que nació de la corrupción del negocio de las mascarillas durante la pandemia del COVID –transformado ahora en el caso Sánchez /PSOE– espera el resultado de la investigación de la UCO sobre cuatro frentes abiertos por las nuevas pruebas conocidas, y que mantienen al sanchismo en el Gobierno y en su PSOE conteniendo la respiración. Las ramificaciones ya cercan a Chivite en Navarra, con los ex presidentes de Baleares y Canarias –Armengol y Torres– en cabeza, –a la espera también–, del grado de colaboración con la Justicia que «el trío del cuarteto del Peugeot» pueda alcanzar, siguiendo la estela de Aldama. La agonía de la corrupción sanchista.