Podemos

Asalto a Vistalegre

La Razón
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La lucha entre el Sr. Pablo Iglesias y el Sr. Íñigo Errejón augura un mal final. Nunca un número dos había abandonado tan rápidamente sus tareas correspondientes a «guardia pretoriana» y custodia del número uno.

Tampoco jamás se habían enfrentado tan abiertamente los dos principales dirigentes de un partido político, entre otras cosas, porque cuando la discrepancia es tan grande que requiere una cumbre para llegar a un acuerdo programático, solo cabe esperar que compitan por el liderazgo. Sinceramente, es difícil creer que puedan trabajar en equipo.

Dos estrategias como partido y dos estrategias en la batalla interna. El Sr. Iglesias defiende la movilización en las calles como principal instrumento de acción política y el Sr. Errejón en el Parlamento.

El líder confronta a cara descubierta frente a su segundo que lo hace parapetado por su inteligencia táctica. El Sr. Errejón ha planteado con mucha habilidad la Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos. Públicamente no cuestiona al Sr. Iglesias como líder, no se presenta a Vistalegre II como candidato alternativo, todo lo contrario, el único mensaje que lanza es el de que nadie quiere la silla del secretario general de Podemos. Públicamente sí mantienen el pulso por el programa político.

Pero la cosa no es tan inocente, ni tan pura en términos ideológicos. En realidad es un jaque al rey, con intención de ser mate. La verdad es que los errejonistas están dinamitando cualquier posibilidad de acuerdo como táctica: si hay votación de dos documentos políticos y el Sr. Iglesias gana, es lo que se esperaría de quien aspira a liderar la organización y también se entiende como lógico que mantenga como número dos a quien se ha negado a encabezar una candidatura alternativa, objetivamente no habría razones para hacer otra cosa.

Sin embargo, si el Sr. Iglesias pierde la votación dará igual si es el único candidato o se han presentado trescientos más, porque quedará totalmente deslegitimado para ser el líder de Podemos.

Si esto ocurriese, y no es descartable, toda la formación morada miraría a derecha e izquierda y solo encontraría un nombre en quien descargar el peso de dirigir aquella casa: el Sr. Errejón.

La jugada del joven Errejón parece sacada de «Juego de tronos», es un órdago a grandes en toda regla, pero no arriesga ni en el papel en el que va a imprimir su propuesta política. En principio parece que haga lo que haga el líder podemita, pierde, en juego están o bien el puesto o la seguridad de que tiene un dos comprometido con él.

Pero tampoco es que Sr. Iglesias esté dispuesto a dejarse ganar tan fácil. De momento, el número uno y su equipo ya han iniciado la campaña de erosión de imagen del propio Sr. Errejón, que día a día ve languidecer su imagen aniñada e inocente en favor de la de alguien implacable y con poco espíritu de consenso en la negociación.

También le queda al Sr. Iglesias la posibilidad de poner en práctica su propuesta de acción política, que convoque un «rodea Vistalegre» como acto de protesta contra el errejonismo ilustrado.

De una u otra manera, algo está quedando claro en el proceso interno que vive Podemos: de momento, han pospuesto el asalto a los cielos por el asalto a Vistalegre.