Reyes Monforte

Celebrar la vida

Celebrar la vida
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Debe ser que no estamos acostumbrados a las buenas noticias y por eso cuando escuchamos una nos emocionamos, algo que reconforta ya que corrobora que no estamos tan deshumanizados como a veces parece. No es frecuente ver una comparecencia ante los medios de comunicación que termine con aplausos de los protagonistas y de la propia prensa, regalándose ambos gestos y palabras emotivas. Claro que tampoco es frecuente ver como una persona supera el ébola. A todos nos ha alegrado ver a Teresa Romero curada, abandonado una habitación de hospital que por momentos se convirtió en una cárcel y, según los médicos, a punto estuvo de convertirse en algo más trágico y sin salida.

Ayer era un día para dar las gracias, para celebrar la vida, para reconocer a los verdaderos héroes que no son otros que el personal médico y las dos personas que posibilitaron el milagro con su generosidad, la Hermana Paciencia y otra misionera que han decidido huir del foco mediático, y negar cualquier resquicio de protagonismo a los políticos, a los abogados y a sus supuestas maniobras legales porque no se lo merecen y emborronan el momento. Tampoco era día para hablar de perros ni de fallos, que haberlos haylos porque de lo contrario Teresa no hubiese vivido su vía crucis particular. Alabo su criterio al pedir tranquilidad, despojarse de cualquier sentimiento de rencor y pedir a todos que respetemos su intimidad lo que espero que incluya la sed de plató que ya muestran algunos. Decía Ortega y Gasset que no entendemos lo que nos pasa y eso es lo que nos pasa. Por eso toca parar y recuperarse para entenderlo todo, lo que ha pasado y lo que pasa.