Julián García Candau

Divertimento de la B

A la selección española, teóricamente la B, se le exigía que goleara a Tahití, equipo que en este tipo de campeonatos suele ser catalogada de comparsa o folclórica. Han pasado por tal catalogación un buen número de participantes en los Mundiales. El tiempo ha hecho que algunas de tales selecciones hayan acabado por merecer respeto. Ocurrió con algunos conjuntos africanos. No es probable que Tahití también lo consiga. En la zona en que participa solamente Nueva Zelanda puede ofrecer fútbol equiparable al de otras zonas. Australia se fue a al grupo asiático y ello ha posibilitado la aparición tahitiana en la Confederaciones.

A los españoles les costó acomodarse a un juego en el que tenían todas las de ganar. Había apuestas por si se conseguía superar el 13-0 a Bulgaria de 1933, en que el gallego Chacho marcó seis tantos, marca que tampoco ha sido superada hasta ahora. Chacho, en 1936, falló en el Metropolitano el penalti que pudo haber sido la salvación del Athletic de Madrid. Por su error descendió a Segunda.

El equipo español no tuvo dificultades para llegar al área contraria. Los defensores de Tahití jugaron muy adelantados. Bastaron los pases entre líneas y a la contra para llegar con facilidad a la ocasión del gol. Cada contragolpe pillaba a los zagueros adelantados y el remate era posible. La aparición de Navas en la segunda mitad aumentó el número de penetraciones y los goles. Su mejor arma fue dejar en fuera de juego a los atacantes españoles. Entre estos pareció nacer un duelo entre Torres, cuatro goles y el fallo de un penalti, y tres de Villa. Silva marcó dos y cerró la decena.