
Julián García Candau
Dos a los leones
Mourinho mandó a dos porteros a los leones. A Adán porque fue expulsado y a Casillas porque salió nervioso y pudo haber proporcionado a la Real dos ocasiones para marcar. El entrenador ha creado un problema que no existía. Hizo una alineación a su estilo y gracias a Cristiano salió del trance con triunfo. La Real contra diez no supo sacar producto, a pesar de que manejó el balón más y mejor, pero colaboró en la derrota su guardameta. La pegada la tuvo el Madrid con Cristiano. Xabi Prieto se marchó a casa con tres goles en su haber. Fueron los dos mejores el partido.
Mourinho no se arrugó ante la opinión general y alineó a Adán. Le plantó cara al Bernabéu y recibió sonora pitada cuando por los micrófonos se le nombró. Creía que no tendría valor para retar a la afición y lo hizo. Es más obtuso de lo que parece. Un imbécil, individuo escaso de razón, habría hecho lo mismo. La torpeza de Mourinho debe tener trasfondo. Quizá está decidido a que le den el finiquito. Con la marcha del partido se mantuvo sentado en el banquillo. No se atrevió a dar la cara después de lo que había hecho. Mourinho, obsesionado por hacer pagar a Casillas no se sabe qué culpas, está decidido a poner en riesgo al propio Madrid. La victoria calmó los ánimos, pero la directiva no puede mirar hacia otro lado. El entrenador está en el umbral, en los límites. Demasiado reto.
Posdata: Cristiano quiso entregar el brazalete de capitán –buen detalle– a Casillas y éste renunció al honor –otro detalle–.
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