José Antonio Álvarez Gundín

El federalismo es para los ricos

La sorpresa que encerraban las balanzas fiscales no tiene nada que ver con los nacionalistas catalanes, de los que ya se conocían sus embustes a la hora de contar dinero y de calcular manifestantes. La verdadera revelación es otra y se puede formular así: A mayor autonomía fiscal, menos solidaridad. Lo demuestra el hecho de que las dos comunidades más beneficiadas sean también las más ricas en renta per cápita, el País Vasco y Navarra, amparadas por un régimen foral que les permite la gestión soberana de todos los impuestos. Dinero llama a dinero y no hay nada como ser rico para salir aún más rico del reparto. En el caso del País Vasco, el año en que más arreciaba la crisis se embolsó 1.576 millones de euros aportados por el resto de los españoles. Así que Urkullu estaba tan callado.

Esto de forrarse por el fuero es lo que quisieran todas las comunidades. Entonces, ¿por qué no generalizarlo? Porque es un espejismo. Un régimen de esa naturaleza sólo funciona para las más ricas y perjudica a las más pobres. Es como si la Agencia Tributaria se troceara, en vez de por territorios, por contribuyentes, de modo que los grandes empresarios y los altos ejecutivos tuvieran una Hacienda propia; las clases medias, otra, y los pobres, una tercera, cada una con sus reglas y gravámenes. En ese escenario, donde quien recauda y reparte siempre se queda con la mejor parte, la equidad fiscal y la redistribución de la riqueza tendría más de caridad que de justicia, la vertebración de la sociedad se rompería y se aboliría el principio tributario según el cual los contribuyentes deben pagar igual por rentas iguales y no según donde vivan. Bastaría con que Cataluña o Madrid adoptaran el sistema foral para que España se convirtiera en un país de dos velocidades. Sabido es que los nacionalistas catalanes aspiran a la máxima velocidad y que toda su fiebre separarista desaparecería si el Gobierno accediera a un concierto económico como el foral. Rajoy no cederá, desde luego, pero del PSOE no se puede decir lo mismo. El señuelo federal, que como la bolita del trilero distrae para que no se vea la trampa, concede a Cataluña la soberanía fiscal suficiente para librarle de la Hacienda estatal. También le vendría de perlas a Madrid, Valencia y Baleares, que ya no dependerían del ceñudo Gobierno central para financiarse. Pero a otras regiones les machacaría, como es el caso de Andalucía. Susana Díaz deberá denunciar las argucias del federalismo asimétrico en las que ha caído su partido por la sencilla razón de que sólo beneficia a las comunidades con más renta. No se puede servir a dos señores, al nacionalismo catalán y a los andaluces. A ver si se lo explica a Pedro Sánchez este fin de semana.