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El trapecio del PSOE

La Razón
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La anécdota refleja el carácter atrevido de la esposa de Pedro Sánchez y la complicidad entre ellos. Estas Navidades Begoña Gómez envió a personas cercanas un mensaje con enjundia: «Nos vemos en La Moncloa». Su implicación en la actividad política de su marido es total. «Ella es la mejor asesora del secretario general del PSOE», aseguran en su entorno. Además, disfruta con su cuota de protagonismo en la marejada socialista. De hecho, en la pasada campaña de las generales estuvo presente al lado de Sánchez en los más importantes retos electorales. Y le aconseja en numerosos aspectos de su día a día al frente del partido.

Ese «nos vemos en La Moncloa» de la primera dama socialista evidencia la decisión de Pedro Sánchez de ir a por todas con tal de lograr el poder. Como muestra, el inesperado desenlace de las negociaciones entre Junts Pel Sí y las CUP, ha sido un ingrediente más para que Sánchez haya considerado «urgente» una «alternativa de progreso en España». Ya puede Mariano Rajoy redoblar la presión para una gran coalición tras la investidura de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat, que el líder del PSOE le dará la vuelta.

Cierto: nunca antes un dirigente socialista tuvo menos poder de maniobra, viéndose contestado por numerosos sectores del partido, empezando por Susana Díaz, pero... aun así, resiste. «Si logra aguantar», cuentan fuentes cercanas a la sede de Ferraz, «consolidará sus posiciones». Al fin y al cabo, nada tiene ya que perder. De ahí que ahora vaya a celebrar un nuevo Comité Federal el 30 de enero para fijar la fecha del Congreso del PSOE. «Pedro tiene claro que si alguien le echa del partido será la militancia, ni Susana ni ningún otro mandatario. Su camino pasa por presentar su candidatura a la secretaría general y, además, pelearla en primarias», avisan las mismas fuentes. Por ende, el retraso de la cita congresual es clave para Sánchez con vistas a quemar etapas que le permitan fraguar un pacto a la portuguesa, una vez que Rajoy pierda la investidura como presidente. Claro, que nada podría ser peor para afrontar el reto secesionista catalán que una caja de grillos llamada Gobierno de España y por Pedro Sánchez, fruto de una negociación con Podemos (y sus tres franquicias partidarias de un referéndum de autodeterminación), la separatista ERC y alguna otra fuerza con pelaje ideológico imprevisto. Según importantes socialistas, tan arriesgado triple salto mortal desde el trapecio supondría la caída definitiva del PSOE.