Relación España/Venezuela

Empiezan a inquietarse

La Razón
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Hasta hoy nuestras elecciones no están suscitando excesivo interés en el extranjero. En el ranking de cuestiones comentadas arrasa el Brexit. La posibilidad de que Gran Bretaña abandone la Unión aterra en medios diplomáticos, económicos y hasta culturales, y cualquier variación en las encuestas encuentra un inmediato eco en las bolsas europeas. Esto no ocurre con nosotros. Los, para ellos, nubarrones de la subida de nuestra izquierda no han puesto todavía nerviosos a los analistas internacionales.

Un prueba de la diferencia nos la da el espacio en los medios , es una cura de humildad para nosotros. Si en 1939 las noticias sobre el rodaje de la película «Lo que el viento se llevó» encontraron en los periódicos de EE UU bastante más cabida que el año postrero de la guerra civil española, ahora el Brexit gana por goleada al temor palpable de que la izquierda llegue al poder en España. Otra diferencia en el escalofrío es la actitud de Obama. El presidente ha sido cuidadoso en no pisar España porque estamos en una dilatada campaña electoral. Dedujo, con razón, que su presencia, aunque seamos un país europeo que no ha pisado, podría interpretarse como apoyo a unos u otros. Sin embargo, se ha preocupado no sólo de ir a Londres sino de proclamar allí que el abandono de la UE puede ser funesto para Gran Bretaña. Ha habido quejas por la injerencia, a él no le importó, sabe lo que está en juego. A diferencia de Putin, quiere una Europa fuerte y que englobe en ella a su mejor aliado: Gran Bretaña.

Ansia parecida hay en la nación líder de Europa, es decir Alemania. Hasta el semanario «Der Spiegel» ha publicado una portada en la que, en inglés, se lee : «No os vayáis». Los medios franceses, que con el éxito del Brexit podrían beneficiarse con París obteniendo el estatus de capital financiera europea, son sin embargo cautos . Conocen, de un lado, que esto dejaría más fuerte, sin el contrapeso británico, a su secular rival Alemania y, de otro, temen el contagio del referéndum a otras naciones .El europeo de fútbol, con su secuela de la conducta de los ultras, nos ha robado asimismo espacio. Hinchas cafres ya no son sólo los británicos. Los hay en Croacia, en Rusia... y su comportamiento está haciendo correr ríos de tinta.

Las elecciones en España, por ahora menos tratadas, empiezan a inquietar, en primer lugar por la incertidumbre. Las radios francesas se preguntan perplejas si el día 27 estaremos como ahora, lo que no entusiasma, y en segundo lugar, por el temor de que la formación de Podemos pueda gobernar. A Sánchez le dan poca bola, aunque relatan lo que sabemos: de él depende que el Gobierno del país siga por derroteros conocidos o dé un salto que, más que a conquistar el cielo, signifique una caída libre. Muchas embajadas extranjeras en Madrid te cuentan, con frecuencia sin dar nombres, que hay dos o tres empresas de sus países que han congelado las inversiones. Aquí también hay miedo al contagio a otras latitudes: un gobierno de verdadera izquierda engordaría inevitablemente el déficit, lo que es visto como anatema por Bruselas, y aumentaría forzosamente los impuestos de las empresas, lo que aterra a los inversores, que empiezan a estudiar otros destinos.

Un diplomático extranjero me comentaba igualmente que la veta neutralista, y, consiguientemente, anti-OTAN y antiamericana de Podemos y Garzón no tranquiliza. El comunista no oculta su talante en este sentido y, me dice el diplomático, cuando Rivera acusó a Iglesias de ser equívoco con el euro y la defensa de Europa, el podemita movió la cabeza pero, cuando le llegó el turno, no lo negó. Cuestionar en el siglo XXI el esquema de seguridad europeo, o ser un tanto ambiguo en la lucha contra el terrorismo les resulta inquietante.