Ely del Valle
En suspensión
El Tribunal Constitucional ha decidido mantener la suspensión de la declaración soberanista catalana. Era lo esperado: mientras la Constitución siga siendo la que es, en esta comunidad de vecinos que es España, nadie va a poder ir por libre ni constituirse en la república independiente de su casa por mucho que vocifere, amenace o intente la política de hechos consumados. Sorprende que el TC suspenda y no derogue una declaración indudablemente ilegal en la que Cataluña se autoproclama sujeto político y jurídico soberano.
Desde que el Constitucional se ha pronunciado sobre este asunto, lo que se está es reconociendo que esa soberanía es inexistente porque, si fuera una realidad, nadie, excepto el parlamento y los tribunales catalanes, estaría capacitado para emitir veredictos que tuvieran que ver con ella. Dicho de otra manera: el TC, suspendiendo, deroga; ¿por qué entonces no hacerlo de una vez en lugar de andar con medias tintas?
Por primera vez desde hace una década el tribunal que determina lo que se ajusta o no a la Carta Magna tiene entre sus miembros una mayoría conservadora, lo contrario a lo que ocurría en 2007 cuando accedió a la renovación del estatuto catalán que ha sido el germen de la declaración soberanista. Sin embargo, sus señorías se la siguen cogiendo con papel de fumar. De momento, suspenden, o lo que es lo mismo, ponen puntos suspensivos en vez de resolver, aplazando el veredicto que zanje una cuestión que no puede seguir demorándose, y dejando claro que sus miembros, con el único que comparten la noción espacio-tiempo es con el compositor del tango «Volver». El que consideraba que veinte años son una memez.
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