Paloma Pedrero

Falda escolar

Ya queda menos para que los niños comiencen el cole. Otra vez el orden y el concierto. Lástima que a ellos no les guste tanto como podría gustarles con una educación más humanista y divertida. Pero, en fin, hoy no voy a hablar de eso. Hoy trataré de los uniformes, en especial del que atañe a las niñas. ¿Cómo es posible que en dos mil catorce los centros escolares con uniforme sigan exigiendo que las chicas lleven falda? Les cuento una anécdota: buscando colegio para mi hija me entrevisto con un director. Me parece inteligente y buena persona. En un momento de la conversación le pregunto si es imprescindible la falda o puede ir en chándal o pantalón. Sus ojos se abren como platos. Le comento entonces que mi hija es muy deportista, que le gusta jugar al fútbol, hacer volteretas, correr, y que la falda se lo impide, que no le gusta enseñar las bragas. El buen hombre se toma una pausa y me responde:

-¿Sabe? Nunca me lo había planteado. De hecho, tampoco nadie me lo ha planteado hasta ahora.

Entonces, le expreso animada:

- ¿Podrá usar pantalón?

El director suspira y me contesta:

- No creo, es demasiado difícil cambiar una norma de este tipo. No está en mis manos. Pero tiene usted razón, si las profesoras vienen a dar clase con pantalones no tiene sentido que las alumnas hayan de llevar falda obligatoriamente. Pero así son las cosas.

Va contra el ser y el sentir de mi hija llevar una falda. Pero, ¿son así las cosas? Creo que las cosas son como las hacemos. Es retrógrado y vulnera la igualdad obligar a las niñas a vestir falda. Responsables del asunto, piénsenlo, se lo ruego.