Paloma Pedrero
La educación
Más leyes, pocos cambios sustanciales. Damos vueltas al mismo molino sin pararnos a hacer una reflexión honda, sin atrevernos a dejar que los auténticos pensadores tomen las riendas de asunto tan primordial. La educación es, y en eso estamos casi todos de acuerdo, el pedestal sobre el que se levanta la humanidad. En las escuelas se gesta lo que será el mundo; un lugar ignorante, tomado por luchas de poder necias; o un sitio donde sus habitantes se dediquen a ser mejores y más sabios. Y para conseguir entrar en ese camino tenemos que enseñar a nuestros niños, además de matemáticas e inglés, a conocerse a sí mismos para poder conocer a los otros; para abandonar los prejuicios , para comprender y respetar otras formas de ser y de sentir. Para educar con arte hay que partir del amor, que ese sentimiento impregne el aula, el patio, el gimnasio... Respetar profundamente y dar independencia a los profesores. Predicar con el ejemplo. Instruir en lo que más cuesta al ser humano: en ser libre, pensar por sí mismo, arriesgarse, afanarse por encontrar su talento. Transmitir a los alumnos que no hay goce que no venga del propio esfuerzo. Educar es un acto sublime porque de buenos educadores surgirán gentes buenas. Gentes que entiendan que el conocimiento es una tarea para toda la vida. Por eso hay que repensarla desde otros ángulos menos materialistas y mas enfocados a la vocación.
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