PSOE

La moción de Pedro Pablo

La Razón
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Mientras el PSOE se recupera de su «shock» particular, Podemos ya ha vuelto donde solía, a acercarse a Pedro Sánchez. Sabe que esta vez el secretario general se ha hecho fuerte –al menos hasta que llegue el Congreso– y quiere darse prisa en esta nueva etapa socialista. Por eso la oferta a Sánchez de retirar su moción de censura si registra una propia no es sólo una invitación, sino marcar un camino –el de Podemos, claro– y dejar en evidencia las soflamas sanchistas de las primarias si no da este paso al frente. La oferta ha sido por teléfono. Y no sólo la oferta, sino también la coincidencia en el análisis: la situación del PP es «insostenible» y se hace necesario, por tanto, que haya un cambio de Gobierno.

Pero también como siempre, los planteamientos de Pedro Sánchez encuentran en la coyuntura política su peor aliado. Y es que Puigdemont les ha madrugado la agenda y resulta que ahora los desafíos independentistas se han puesto por delante del interés en llegar a La Moncloa. El secretario de Organización, Pablo Echenique, en rueda de prensa tras la Ejecutiva de Podemos, dijo algo más sobre la conversación telefónica: que los dos dirigentes se habían emplazado a seguir dialogando y a mantener una «relación fluida». No esperábamos menos. Los argumentos de Echenique eran razonables: si Sánchez ha hecho de la «impugnación de la abstención» el eje de su campaña, ha llegado ahora el momento de poner en práctica ese discurso y que el PP «sea desalojado de las instituciones».

Pero lo que no es tan razonable es que Podemos registrara su moción el pasado viernes y que ahora proponga retirarla para forzar al PSOE en su decisión. Debería meditar Sánchez cómo, cada vez que se propone dar un paso, Podemos le cierra el camino para hacerle discurrir por el suyo. La vicepresidencia es suya, y también cinco ministerios, y el CNI y Televisión Española... y ahora también la moción de censura. A los que destacan la visión de futuro y estrategia de Pedro Sánchez me permito recordarles que aún no he visto esa genialidad por ningún sitio. Y si me argumentan con las primarias les diré que el éxito de Sánchez sólo ha sido posible gracias al clamoroso fracaso del PSOE.

Pero volvamos a la realidad. La Mesa del Congreso aún no ha calificado la moción de censura que tiene a Pablo Iglesias como candidato a presidente, ni lógicamente ha fijado la fecha. Por eso podría ocurrir que la presidenta del Congreso fijase el debate antes del congreso del PSOE –los días 16, 17 y 18 de junio– que debe ratificar al nuevo secretario general y nombrar la nueva Ejecutiva socialista. Sánchez, que en su campaña de las primarias descartó apoyar la moción de Podemos, podría así alegar que hasta que no se celebre el congreso no debe tomar esta decisión.

Vuelve así la vieja política. La que tantas veces vimos. La de desgastar al PP, «el partido más corrupto de la Tierra». Y lo dicen el PSOE y Podemos. La diferencia de este nuevo asalto es que le pilla al PP con otros aliados y, sobre todo, con un problema: la amenaza de la Generalitat de que declarará inmediatamente la independencia de Cataluña si no hay referéndum. Y también de que el propio Govern pasará a controlar el Poder Judicial. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias negocian su moción de censura contra Rajoy. No es una antología del disparate. Es simplemente un revival de lo que ya vimos en otro tiempo y nunca debimos olvidar porque, como enseña la Historia, las peores cosas de nuestra política siempre vuelven.