Cataluña

O desobediencia o la «pasta»

La Razón
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No es menor el dilema que ya tienen planteado entre sus cuentas corrientes y su entrega ciega a la causa secesionista los 17 diputados de «JxSi» en el Congreso de los Diputados, 9 de las filas de Esquerra Republicana y 8 del «PDeCAT». O en un gesto de realismo y reconocimiento del descarrilamiento final del «procés» mantienen su condición de parlamentarios en las cortes generales de una nación llamada España... ergo cobran o de acuerdo con la quimera independentista que el pasado viernes daba a luz una república virtual tan de cartón piedra como preñada de presuntos delitos, se retiran de la actividad parlamentaria en la Carrera de San Jerónimo... ergo no cobran. Así de sencillo. Y como las «medias tintas» no parecen ser ya demasiado factibles ante la nueva situación, esta misma semana es más que probable que conozcamos un interesante informe elaborado por los letrados del Congreso en el que, por si cabían dudas a propósito del Reglamento de la Cámara Baja, se dejara más que claro a los Tardá, Campuzano, Rufián y compañía que repetir plantes y sonoras ausencias en los trabajos de plenos y comisiones no conjuga con eso de cobrar a fin de mes.

El dilema de los diputados independentistas es ahora más evidente que nunca. O asumen la legalidad constitucional, bajo riesgo, eso sí, de tener que explicarlo a su parroquia más tramontana, esa a la que se ha azuzado durante años en el camino del rechazo y el odio hacia todo lo español, o no entran al menos con plenos derechos –incluida la dichosa «pasta»– en las Cortes, ni por San Jerónimo ni por la calle Zorrilla. El Reglamento no deja lugar a demasiadas dudas en su artículo 99.1 a la hora de establecer las sanciones pecuniarias y de otra índole para todos aquellos diputados que haciendo caso omiso del trabajo encomendado por los españoles «incurran en ausencias reiteradas y notorias» y es que la paciencia parece también haberse acabado en la Cámara Baja presidida por una Ana Pastor para quien las bromas de impresora bajo el brazo y los «novillos» como el protagonizado por estos 17 diputados el pasado día 10 a propósito de la huelga general en Cataluña han llegado a su fin.

Lo de los dilemas de parlamentarios radicales o separatistas entre la asunción de las reglas del juego para todos o el paso atrás en coherencia con su argumentario extremista, ni son nuevos ni serán los últimos. Ya en la última legislatura de Felipe González en el gobierno los diputados de la antigua Herri Batasuna Idígoras, Usabiaga y Aiz-purua tuvieron que optar. Un año sin acudir a las cortes españolas, un año sin ver por entonces una sola peseta. Diputados independentistas como Rufián llevan menos tiempo instalados en el vodevil semanal parlamentario, pero algún otro como Tardá ya acumula experiencia en eso de venir a Madrid para hacer el «numerito» cada miércoles y regresar el fin de semana para contar la gesta en los billares del barrio. Pues va a ser que ahora no resultará tan sencillo.