Ely del Valle
¿Qué pretende?
Llegados a este punto del culebrón, por aquello de ir por capítulos, la pregunta es qué pretende Bárcenas al aplicar la táctica «Torres» de soltar en goteo una información que durante meses ha estado negando: ¿venganza? ¿desviar la atención sobre sus bien regados millones suizos? ¿Congraciarse con una Justicia que hasta ahora le había traído al pairo? ¿Seguir copando titulares por pura vanidad? Todos estos argumentos son los que se barajan, pero ninguno está demostrado de una manera fehaciente. El del desvío de atención parece algo pueril: si el también conocido por los suyos como «Luis el cabrón» ha estado haciéndose unos «cachulis», sacando dinero de manera ilegal, ningún juez con las puñetas en su sitio va a dejar de meterle un puro considerable por mucho que lave sus SMS en público; lo de la vanidad le cuadra bastante más. Como ya he escrito en otras ocasiones, Bárcenas es víctima del síndrome del preso estrella, encantado de tener una presencia mediática que jamás consiguió durante sus años de honradez, si alguna vez los tuvo. La venganza es, de momento, lo que más le cuadra: abandonado por quienes durante años llamaron con los nudillos para entrar en su despacho, desposeído de sus cuentas corrientes nada corrientes, LB ha optado por tirar de la manta. El problema es que, de momento, no hay recibís que avalen lo que denuncia, y sin una firma, que es lo que cualquiera susceptible de acabar pringado, exige, sus acusaciones pierden fuelle jurídico, aunque políticamente tengan más peligro que Gordillo en un Carrefour.
Sea cual sea la táctica que se trae entre manos, el daño que está haciendo a este país, es de órdago. Si tiene que cantar, que cante, pero hasta el momento, con su táctica del amago pero no doy, lo único cierto es que Bárcenas está resultando ser digno del seudónimo que los suyos le endilgaron.
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