María José Navarro

Retretes

La Razón
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Ayer fue el Día del Retrete, decretado por la Asamblea General de Naciones Unidas, es decir, que no vayan Vds. a empezar a hacer chistecitos que la cosa tiene su miga y hasta la ONU está preocupadísima. Resulta que mil millones de personas no tienen la posibilidad que tenemos Vds. y yo, esto es, de poder visitar sin dificultad una habitación normalmente mona o por lo menos aseadita para aliviarnos. Y eso, además de una incomodidad, es insano y provoca múltiples enfermedades. Hay zonas del mundo donde el agua es percibida como un bien de extraordinario valor, pero no así la higiene y el saneamiento, que están íntimamente vinculados a la salud y a la alimentación. Pues bien, todo este discurso le ha entrado por un oído y le ha salido por el de enfrente a los gestores del Club Atlético de Madrid Sociedad Anónima Deportiva, que, entre otros detalles de calidad, ofrecen a sus abonados unos baños que están hechos un asco. El retrete, por cierto, nos define. Acuda Vd. a una casa y como sus habitantes tengan el retrete sucio comenzaremos a desconfiar. Acuda Vd. a un bar, a un restaurante de moda que como llegue el momento de desbeber y la cosa esté cochina el concepto de su cocina quedará en evidencia. ¿Quién, al volver a la mesa, no ha hecho a los comensales el comentario de «cuidao, que están los servicios nada más que regular»? Esto último, por cierto, es muy difícil que te ocurra en Andalucía. En esa comunidad ya puedes acabar en la fonda más cutre que el baño estará como los chorros del oro y oliendo a lejía, el botellín estará frío y las aceitunas, fresquitas. En el extremo opuesto está Italia y más concretamente Roma, donde no hay manera de encontrar un retrete limpito. Por sus retretes les conoceréis, dice el evangelio pedestre. Más Pato W.C y menos gente cerda. Periodismo o muerte.